Refutando Argumentos de Amileniales contra el Rapto  

         Aunque el Amilianismo y Postmilianismo tienen algunas diferencias con respecto al futuro de Israel ambas sostienen que cualquier pacto entre Dios e Israel fue cancelado en la Primera Venida de Cristo. Para ellos no hay un Templo, ni un Reino Milenial para Israel con Jerusalén como su capital, sino que la Iglesia es ahora la Nueva Israel. De hecho, con su Teología de Reemplazo Agustiniano (también llamada teología de la suplantación o teoría de la substitución o supersesionismo) muchos teólogos reformados sienten la obligación de robarle los dones al pueblo de Israel para dárselos a la iglesia y tienen a la iglesia como los 144,000 sellados y como los perseguidos de Apocalipsis. Sin embargo, Pablo nunca usa ese tipo de lenguaje en Romanos 11 ni ve una usurpación por las ramas ni por el árbol de olivo silvestre, sino que ve a ambas como dos obras distintas de Dios y una futura restauración de Israel (v. 23). 
            De hecho, Romanos 11 está diseñado para mostrar que Dios no ha abrogado sus promesas a los judíos las cuales serán cumplidas cuando la iglesia sea quitada en el Rapto para que Israel tome el protagonismo que Dios le prometió “porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.” (Romanos 11:29 y Zacarias 8:23). Por tanto, Dios no rechazó para siempre a Israel (Romanos 11:1-3; 12; 15; 23-24, Isaías 11:11, Zacarias 14; Hechos 1:6-7 y muchos más), ni la Iglesia reemplazó a Israel en los propósitos de Dios pues, aunque durante esta dispensación Dios tiene temporalmente a Israel a un lado para tratar con la iglesia para proclamar evangelizar al mundo con el evangelio, Israel también tendrá un rol específico entre las naciones cuando Cristo regrese en Su Segunda Venida.
         En su contexto vemos que Pablo en Romanos 11 está lidiando con la elección nacional de Israel y no con el destino de individuos o la salvación individual como enseñan los teólogos reformados. Al contrario, a pesar de su incredulidad actual, en este capítulo de Romanos muestra que Dios no ha terminado sus planes futuros con la nación de Israel ni los ha desechado. Esto lo han reconocido aún autores muy importantes que no son dispensacionalistas tales como el Dr. Douglas Moo (2002) y Charles Hodge. Una vez la iglesia sea quitada en el Rapto, Dios tratará con Israel durante el periodo de la gran tribulación (Jeremías 30:7). De hecho, unas de las grandes promesas nacionales y cumplidas para Israel es que la gente judía regresaría a su tierra original lo cual es repetido a través de las Escrituras (Amos 9:15). Todos los israelitas que sobrevivan la gran tribulación se darán cuenta de su error, se arrepentirán de sus pecados y buscarán de Dios (Jeremías 50:4-5). Según Isaías 66:7-14 y Ezequiel 36:25-29 la nación entera nacerá de nuevo como si se tratara de una sola persona (Jeremías 33:8; 50:20; Isaías 45:25 y Romanos 11:26-27). Cuando esto ocurra Israel será restaurada una vez más como la cabeza de las naciones durante el reino milenial y volverá a experimentar las bendiciones de Dios junto a la iglesia (Apocalipsis 20:1-6 y Zacarias 8:22).
            Los teólogos de la llamada Teología del Pacto contradicen todo esto diciendo que Dios ya terminó de lidiar con Israel y que la Iglesia la ha reemplazado. Dicen que Jesús es el verdadero israelita. Sin embargo, esto no borra las promesas que Dios hizo a la nación de Israel. En Isaías 2:2-4 y 49:3-6 por ejemplo se muestra una diferencia entre Israel y Jesús pues los detalles geográficos que mencionan en estos pasajes demuestran que se trata de un lugar literal. Además, según las expectativas escatológicas del Antiguo Testamento y que fueron confirmadas en el Nuevo es que el Mesías gobernará sobre Israel en el Trono de David (Lucas 1:31-32), que la nación de Israel será liberada de sus enemigos (Daniel 9:27) y entonces “todo Israel será salvo” y restaurado en la Segunda Venida de Cristo (Zacarías 12:10; Joel 2:32; Mateo 24:30; Apocalipsis 1:7; Romanos 11:23 y 26). En otras palabras, Israel fue el pueblo escogido de Dios para que estas promesas se cumplieran y no un invento dispensacionalista ni un intento de demeritar el papel de la Iglesia de Cristo en el futuro pues tanto la Iglesia como Israel reinarán juntos y bajo la suprema autoridad de Cristo (Vea Apocalipsis 21-22:5 y 1 Corintios 15:24-28). 
       Por eso los creyentes gentiles en Cristo no deben jactarse contra los judíos solo porque reemplazaron al incrédulo judío en el favor divino de la redención sino a considerarlos como los candidatos primarios para el Evangelio, apoyarlos porque de ellos hemos recibido mucho de los beneficios espirituales y recordar que su ceguera espiritual actual es parcial y temporal (Vea Romanos 1:16; 11:18 y 15:26-27). Por tanto, la iglesia no ha reemplazado a Israel y tampoco ha tomado control de las promesas que Dios le hizo exclusivamente a los judíos (Ezequiel 36). Como respuesta muchos antidispensacionalistas tratan de espiritualizar el templo futuro y milenial porque no le encuentran sentido el continuo sacrificio de animales. Sin embargo, como explica Michael J. Vlack en su obra, “Dispensational Hermeneutics”, aunque Jesús es más grande que cualquier templo, tales templos todavía tienen propósitos. Por tanto, así como los sacrificios en el templo del Antiguo Testamento y la Santa Cena del Nuevo Testamento tenían como propósito celebrar la muerte de Cristo como recordatorio de lo que Cristo hizo en la cruz es muy posible que las del reino milenial tengan ese mismo sentido y significado del valor infinito de su sangre preciosa.   
             Sin olvidar que, aunque Jesús mismo, sus apóstoles y primeros cristianos eran judíos después del siglo segundo la iglesia empezó a ser dominado por los gentiles de los cuales algunos empezaron a inclinarse a este tipo de escatología anti-judía y espiritualizar las promesas literales de Dios para los judíos y transfiriéndolos para la iglesia lo hacen por razones antisemitas. Por ejemplo, el hereje gnóstico, Marción, rechazó la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento) y Ambrosio de Milán al igual que Juan Crisóstomo mostraban manifestaciones de judeofobia. Ya después Agustín de Hipona (padre del amilenialismo) con su teología de reemplazo negó que Cristo regresaría para establecer su reino milenial desde Jerusalén, Israel como cabeza de las naciones, sino que enseñó que ya el milenio había empezado con su Iglesia Católica Romana la cual consideraba la Nueva Jerusalén. Sin embargo, el mismo Pablo condenó este tipo de antijudaísmo cristiano diciendo, “no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.” (Romanos 11:18).
        El apóstol Juan también dijo, “He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten” (Apocalipsis 2:9 y 3:9). No olvidemos que los muchos de los Reformados siguieron esta doctrina falsa de los católicos medievales y que hasta el mismo Martin Lutero también era anti-Israel como lo demuestra su propio libro, “Los Judíos y sus Mentiras” donde hasta promueve quemar sus sinagogas y cuyos escritos influyeron en Adolfo Hitler y los Nazis (Martin Luther, Lectures on the Minor Prophets, Luther’s Works y What’s Luther Says, II, 687-88). Juan Calvino también sostuvo ideas similares (Calvin, Daniel Lecture XI, in Calvin’s Commentaries). Debido a este tipo de teología de reemplazo es que muchos cristianos modernos están empezando a ver a Israel de una manera negativa, incluyendo su misma existencia revivida como el Estado moderno de Israel en 1948. Algunos como Tony Campolo y Edgar Pacheco hasta no le gustan que seamos pro-Israel. Por tanto, esta Teología del Reemplazo es una falsificación de identidad. 
         Algunos famosos teólogos y filósofos como William Lane Craig, Miguel Nuñez, Sebastian Cespedes y Will Graham creen que la doctrina bíblica del rapto es un mito moderno que tuvo su origen con John Nelson Darby (1880-1882) o que fue inventada por el católico jesuita Manuel Lacunza en los siglos XVII y XIX. Sugel hasta dice que “en 19 siglos la iglesia nunca creyó en el rapto”. Sin embargo, las evidencias bíblicas e histórica dicen lo contrario. Como prueba de que se enseñó antes del siglo 19 se puede citar a Vernon Manuscript (1320), John Lygate (1420), John Bale (1495-1563); William Bond (1531); John Napier (1550-1617); Robert Pont (1524-1606); Hugh Broughton (1549-1612); Thomas Brightman (1557-1607); Barton Holiday (1641); Robert Maton (1642) y muchos otros. Ningún historiador serio niega la existencia de milenialistas en la Reforma Protestante del siglo 16 y de los cuales brotaron de la franja anabaptista. La doctrina bíblica del rapto también se encuentra en la Patrística (historia eclesiástica de los Padres de la Iglesia) como en la de San Victorino, mártir y obispo de Pettau (240-304 d.C.) y quien dijo sobre el capítulo 11 de Apocalipsis, “Esto sucederá en los últimos tiempos cuando la Iglesia haya sido quitada de en medio.” Sus comentarios sobre Apocalipsis 6:14 y 15:1 también muestra que era pretribulacionista y que creía en el Rapto de la Iglesia.
            San Efren de Nisibe o “el sirio” doctor de la iglesia (306-373 d.C.) también escribió, “Porque todos los santos y elegidos de Dios serán reunidos antes de la Tribulación que ha de venir, y serán llevados al Señor antes que vean la confusión que llenará al mundo”. San Ireneo (alrededor del 185 d.C.), martir, en su obra de cinco volúmenes, “Contra las Herejías” (Adversus Haereses), escribe, “tiempo, dos tiempos y medio tiempo”, refiriéndose a los tres años y medio del profeta Daniel en los que el anticristo desatará la persecución antes de la segunda venida de Cristo. Y sobre el Rapto escribe, “Aquellas naciones que no volvieron sus ojos a los cielos ni volvieron a su Maestro, ni desearon profesar la luz de la verdad, sino que fueron como ciegos que se obstinaron en la oscuridad de la ignorancia, y fueron como aguas negras de desagüe o como nada en la balanza, o como paja que sirve para purificar el oro, así será cuando al final la iglesia sea repentinamente rescatada de todo esto.” (Contra las Herejías, Libro V, Cap.30, párrafo 4 y 5:29). 
                En su carta a los presbíteros, San Cipriano, mártir y obispo de Cartago (200-258 d.C) escribió, “que seremos arrebatados y liberados de las trampas del mundo y restaurados al paraíso y al Reino” (Tratados de Cipriano, 21-26 y Epístola 55 de Cipriano de Cartago). Los escritos de Justino Mártir (150) y el montanista Tertuliano (180) también muestran que eran dispensacionalistas (Justino Martir, Dialogue with Trypho, chapter LXXX y Thomas Ice, The History of Messianic Speculation in Israel 33-35). Hipólito (210 d.C.) fue discípulo de Ireneo y escribió dos obras sobre la profecía, El Anticristo y El Fin del Mundo. En “El Anticristo”, basándose en las profecías de Daniel, llama el Rapto “la esperanza bienaventurada” (El Anticristo 67) y dice que ocurrirá antes de los siete años de la gran tribulación (El Anticristo 64b y El Fin del Mundo 37). La misma información se encuentra en otros antiguos escritos como las Instituciones Divinas, Libro VII de Lactancio, el Pastor de Hermas (150), el Apocalipsis de Elías del siglo tercero y Pseudo-Efraín (373). Este último es titulado pseudo no porque se dudara del sermón sino porque dos historiadores dijeron que fue escrito por Efrén de Siria (también conocido como Efrén de Nísibe o Nisibi) y otro historiador dijo que fue Isidoro de Sevilla. Sin embargo, que haya sido escrito por Efrén de Siria o Isidoro de Sevilla eso no quita el hecho de que este sermón donde dice que el Rapto ocurrirá antes de los siete años del periodo de la Tribulación siempre fue aceptado como genuino (Efrén de Siria, En Los Últimos Tiempos 2).
             La única excepción es la escuela de Alejandría, Egipto del tercer siglo donde Clemente y Orígenes interpretaban las Escrituras de manera alegórica porque estaban influenciados por la filosofía neoplatónica (Thomas Ice, The History of the Rapture). Como admite el mismo sacerdote y famoso escritor católico, Leonardo Castellani, durante el siglo 4 la iglesia católica asumió la postura contra el Rapto porque el antidispensacionalista Eusebio de Cesárea trató de tergiversar la historia de la iglesia ocultando los testimonios de los que favorecen el milenarismo y por lo tanto el rapto debido a su inclinación a la herejía Arriana (El Rapto de los Fieles, José Alberto Villasana). Como dice también el reconocido historiador, Philip Schaff, lo mismo se puede decir de Jerónimo y Agustín de Hipona (conocido como el padre del amilenialismo) quien admitió haber creído en el milenialismo como muchos otros, pero luego cambió de idea y empezó a atacar el futuro milenial prefiriendo creer en el creciente poder del catolicismo romano como la Nueva Jerusalén, la ciudad eterna de Dios, traería al presente un milenio (Agustín de Hipona, La Ciudad de Dios, Libro XX, capítulo 7). El calvinismo se basa mucho en los escritos del filósofo católico, Agustín de Hipona (400 d.C.) por lo que no debe sorprender a nadie que sus teólogos reformados también sean enemigos del arrebatamiento. Sin embargo, la gran mayoría de los Padres de la Iglesia anteniceno creían en el regreso de Cristo para establecer su reino milenial (Philip Schaff, Historia de la Iglesia Cristiana, Vol. 2:614).
            Además, Charles Ryrie admite que este ataque dispensacionalista para desacreditarlo no tiene sentido pues no es un asunto de novedad ya que no es un buen argumento y que hasta contradice el mismo calvinismo y la Reforma Protestante los cuales si lo son y sin embargo no la descartan por eso. Recuerde, decir que Jesús y sus apóstoles eran calvinistas es anacrónico. Aun así, los reformados insisten en decir que el origen del rapto estuvo basado en John Nelson Darby quien en realidad no inventó nada ni tampoco tenía una prima que soñó el rapto pretribulacional como sostiene el youtuber Sebastian Cespedes y que lo inventó a partir de allí. Si se refieren a Margaret MacDonald no fue ni siquiera familia de él. De hecho, ella era postribulacional. Solo repiten el error de Dave MacPherson, The Rapture Plot, quien tuvo muchos problemas familiares y eclesiásticos porque negó el arrebatamiento pretribulacional por lo que se propuso investigar el supuesto origen del rapto pretribucional. 
              Luego se encuentra con una obra de un autor de nombre Norton en donde se hace referencia a ese sueño de MacDonald y a partir de allí armó toda una teoría conspiranoica contra la doctrina bíblica del rapto. Según ese sueño solo ciertos elegidos verían la señal del Hijo del Hombre en las nubes y entonces seria arrebatado. De ahí el adjetivo “secreto”. Sin embargo, ella lo que tenía en mente era una segunda venida de Cristo y no un rapto o arrebatamiento pretribulacional. Scotfield (1617) tampoco enseñó un rapto secreto en su nota de 1 Tesalonicenses 4:17 sino que solo dice que los santos serán resucitados y que esta es la esperanza bienaventurada de la iglesia. Ningún profesor o teólogo dispensacionalista habla de un rapto secreto lo cual suena como una falacia de hombre de paja pues el mismo hecho de que el mundo se dará cuenta que millones de personas han desaparecido alrededor de la tierra demuestra que no será un secreto a nivel mundial. Por tanto, no será un secreto porque el mundo se dará cuenta del evento una vez que ocurra.  
          Algunos críticos del dispensacionalismo creen que Gálatas 3:7 echa por tierra la distinción entre Israel y la Iglesia. Sin embargo, nosotros los gentiles somos hijos espirituales de Abraham a través de la promesa. Pero ser un hijo espiritual no significa ser un israelita ni apropiarse de las promesas de Dios dadas a Israel. Por tanto, la paternidad espiritual de Abraham entre los gentiles no es ningún argumento contra el dispensacionalismo. Ser semilla de Abraham no significa ser un judío espiritual y aunque de los dos pueblos Dios hizo uno solo, aun así, no hay nada en la Biblia que indique una presunta anulación de las promesas dadas a Israel como nación. Inclusive, los discípulos antes de la ascensión de Jesús preguntaron acerca del tiempo de la restauración de Israel en Hechos 1:6. Si el caso hubiese sido que a partir del nacimiento de la iglesia dichas promesas reales para la nación habrían sido alteradas de alguna manera, Jesús lo habría dicho. Pero en cambio les dijo que un día se sentarán en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Mateo 19:28).
             Jesús mismo habló de ovejas de dos rediles y el Nuevo Testamento tiene apóstoles a los judíos y un apóstol a los gentiles. No es que creemos que la iglesia tendrá una clase de segunda categoría o una ciudadanía celestial de segunda clase como asumen algunos teólogos reformados como Miguel Nuñez pues tanto Israel y la Iglesia reinará juntos con Cristo (1 Corintios 3:8-13 y Apocalipsis 1:6-8 y 5:10). Por tanto, tengamos cuidado con esa sed de poder de querer reinar a la izquierda o derecha de Cristo en Su reino milenial y en lugar de otros pues eso lo decidirá Cristo y según nuestras obras (Mateo 20:20-28). Michael J. Vlack en su obra, Dispensational Hermeneutics refuta esta otra falacia antidispensacionalista de Nuñez.   
         Asumir que los dispensacionalistas creemos en dos salvaciones es otra falacia de hombre de paja pues no creemos en dos o siete sino en el único camino de salvación es Cristo Jesús (Gálatas 3). Es cierto que algunos dispensacionalistas en el pasado han hecho afirmaciones equivocadas al respecto y quizás la más famosa es la nota que en la revisión de 1917 de la Biblia de Scotfield donde él dijo en una referencia parece enseñarla pero la mayoría de los dispensacionalistas de aquel tiempo rechazaron tal idea y ya en la nueva Biblia de Scotfield se enseña que tanto el Antiguo y Nuevo Testamento una sola salvación por fe en Cristo y así mismo lo confirma en 1945 el dispensacionalista, Lewis Sperry Chafer (Inventing Heretics Though Misunderstanding). Es verdad que algunos dispensacionalistas tienen la culpa de tanta confusión ya que fijan fechas para su cumplimiento cuando Jesús dijo que de la hora y el día nadie sabe, pero tales profecías fallidas no significa que la doctrina biblia del rapto sea falsa en sí (Isaías 26:19-21; 1 Corintios 15:52 y 2 Tesalonicenses 4:16-17). Ni que decir sobre el vínculo que han hecho muchos reformados entre el movimiento carismático y sus excesos con el dispensacionalismo para asumir que es una corriente reciente. 
           Los antidispensacionalistas objetan diciendo que Jesús dijo que “el reino de Dios se ha acercado” y que por ende empezó cuando Cristo vino. Sin embargo, esto no significa que se completó pues dijo que se hará en el futuro (Mateo 4:17, 25:33-46 y Hechos 1:6-7) sino que Jesús estaba diciendo es que en su persona el reino de Dios se había manifestado ante ellos. Por tanto, todavía no está instaurada en la tierra en su plenitud. El reino de Dios es futuro con implicaciones presentes lo que significa que no es totalmente futuro pues todos los días se están añadiendo ciudadanos a ese reino con el evangelio de Cristo. En otras palabras, las promesas sobre el reino se han cumplido parcialmente y luego completado en el reino milenial e instalada. Además, decir que el reino de Cristo sobre la tierra es futuro (Mateo 6:10), no es negar que Cristo ya venció en la cruz pues el reino de Dios de manera universal y soberana siempre ha existido. Dios siempre ha sido Rey desde la eternidad (Salmo 93:1). Cristo es el que aguarda su total consumación y pleno cumplimiento futuro durante el milenio en donde Él ha de instaurarlo junto a Israel, la Iglesia y las naciones (Salmo 146:10 y Apocalipsis 19:16; 20:1-6). En este reino milenario está vinculado los pactos abrahámicos, davídico y nuevo donde Jesús no solo será rey universal sino también terrenal (Salmo 2:8-9 y Daniel 9:24). Fueron inaugurados en su primera venida y su cumplimiento completo, espiritual, material, nacional e internacional (Vea Apocalipsis 21-22:5 y 1 Corintios 15:24-28). 
            ¿La final trompeta se refiere a la Gran tribulación? ¿Pero el final de qué? La trompeta final de 1 Corintios 15:52 no puede ser la final de las 7 trompetas de Apocalipsis 8 porque todas estas ocurren después del rapto (Apocalipsis 4:1). Ni siquiera las trompetas de Apocalipsis 8 son finales pues se mencionan otras en el milenio y en Mateo 24:31. Por tanto, hay una diferencia entre la “final trompeta” que escribió Pablo (1 Corintios 15:52 y 1 Tesalonicenses 4:16) y la séptima trompeta del Apocalipsis que escribió Juan. No tienen nada que ver la una con la otra. Con final de trompeta, Pablo como judío se refiere a las trompetas que los judíos celebraban pues las bodas judías las cuales se tocaban antes de que una pareja se casara eran un paralelismo o simbolismo con las bodas del Cordero con Su Iglesia. El festival de Rosh Hashaná ​por ejemplo es conocido como Año Nuevo judío o el festival de la “Ultima Trompeta” (Enciclopedia Judaica). Por tanto, la final trompeta es reservada como un aviso o convocación de que empezará los tiempos finales, no al final de todo (Números 10:1-3 y Éxodo 19:19-20) mientras que la de Apocalipsis es uno de juicio.
        Solo porque Pablo dijo en 1 Tesalonicenses 4:16 y 2 Corintios 15:52 que seremos arrebatados al sonido de la trompeta no significa que sea la misma trompeta de Apocalipsis las cuales ocurrirán en la gran tribulación donde la iglesia no tendrá parte pues ya habrá sido arrebatada y guardada de los juicios de Dios en el cielo. Juan 14:1-3; 1 Tesalonicenses 5:9 y Apocalipsis 3:10 indican que el arrebatamiento es para que el salvo experimente la victoria eterna de Dios, no Su ira. Además, a Pablo ni siquiera se le reveló las trompetas de Apocalipsis sino a Juan quien escribió Apocalipsis como 30 años después de la muerte de Pablo. Por tanto, Pablo no pudo referirse a las trompetas de Apocalipsis 7. Resumiendo, hay una trompeta de Dios en el Rapto, la cual es el final de este periodo de tiempo, luego las siete trompetas de juicio en la Tribulación y luego la trompeta de la reunión de los elegidos de Dios juntos en el juicio de las naciones. Algunos preguntan, “Pero en vez de ser guardada en el Rapto ¿no podría la iglesia pasar por la gran tribulación y ser protegida?” No porque los Profetas Menores y Apocalipsis enseñan que los santos serán matados en la más grande persecución de todos los tiempos (Apocalipsis 12:17 y 13:7). Así que, los creyentes viviendo durante la gran Tribulación no será protegidos en el período de los siete años con la excepción de los 144,000 judíos sellados (Apocalipsis 7:1-8).
          En otras palabras, en la final trompeta los salvos serán arrebatados en las nubes con Cristo quien no baja a la tierra, sino que nos llevará a las bodas del Cordero. Luego en su segunda venida todo ojo lo vera pisando tierra con sus santos ejércitos para hacer guerra contra el anticristo (Apocalipsis 1:7). Por tanto, son 2 eventos diferentes. Jesús viene POR su iglesia en el rapto y luego CON su iglesia en su segunda venida. Me gusta el creacionismo de muchos teólogos reformados, pero en cuanto a la escatología y algunos aspectos de la soteriología decepcionan pues definen mal el dispensacionalismo y apelan a un sistema de interpretación, especialmente cuando se trata de las profecías con respecto a Israel pues espiritualizan las promesas literales que Dios hizo con los judíos y los transfieren para la iglesia. Sin embargo, no todo el Antiguo Testamento es una “sombra” o una tipología y por eso apelamos a la hermenéutica histórico literal gramatical de las Escrituras, incluidas en la escatología y las promesas de Israel. No reformamos la Biblia para hacerla encajar con nuestra doctrina. (Isaías 26:19-21). Alguno dirá, "¿Entonces crees que Dios dejará atrás a todos los cristianos que dieron frutos de arrepentimiento solo porque no creyeron que el rapto sería antes de la tribulación?" Por supuesto que no, quiera o no, el cristiano que no crea en el rapto también será arrebatado pues la salvación no depende de la cantidad de verdades que uno sepa sino solo en confesar que Cristo es el Señor y Salvador personal (Romanos 10). En fin, negar el rapto es una herejía porque está explícitamente revelado en Tesalonicenses, en otras partes de las Escrituras, en la Patrística y en otros libros antiguos de escritores cristianos.

              Algunos preguntan, "Para los que creen en el rapto, ese rapto ¿va a hacer antes, en medio o después de la gran tribulación? Eso es como preguntar, "Para los que creen en la historia del arca de Noé, ¿eso fue antes, en el medio o después del diluvio universal? El propósito del rapto es librarnos de la gran tribulación por lo que es obvio que va ser antes. Como dijo un Padre de la Iglesia, San Efrén de Nisibe o “el sirio” doctor de la iglesia (306-373 d.C.), “Porque todos los santos y elegidos de Dios serán reunidos antes de la Tribulación que ha de venir, y serán llevados al Señor antes que vean la confusión que llenará al mundo”.

Fuentes: 

The Rapture por Ken Johnson

Dispensationalism Before Darby de William C. Watson

Vindicando la esperanza dispensacional: Aclaraciones sobre el arrebatamiento, el milenio, la resurrección y el juicio venidero y ¿El Dispensacionalismo es Mitología? de J.P. Martínez

Dispensational Hermeneutics y Has the Church Replaced Israel? de Michael J. Vlack

The Truth about the Rapture y Rapture Myths de Thomas Ice

Can We Still Believe in the Rapture? De Mark Hitchcock

Before the Wrath, Brent Miller Jr. (documental en DVD)

The Physics of Immortality del Dr. Chuck Missler

An Apologetic of Premillennialism por M.L. Moser Jr.

Diferencias entre Arrebatamiento y Segunda Venida de Cristo

2 thoughts on “Refutando los Argumentos de Amileniales contra el Rapto”
  1. Buen post Félix, me gustaría preguntarte algo, como hago para refutar el argumento ateo de que la torre de Babel es un mito y dios no creo los idiomas sino que todos descienden de otros? Sinceramente es antibiblico y ateista pero no sé cómo refutarlo. Gracias

    1. Refutar la ciencia y la historia con la Biblia suena complicado, mucho más si lo haces (como estimo que quieres hacerlo) sin recurrir a falacias.
      Estaré atento a cómo lo logras. Saludos. Suerte con éso.

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