El Lado Oscuro y Oculto de Martin Lutero 

              Mucho antes de Martin Lutero hubo cristianos evangélicos que se les llamaba anabaptistas (por su creencia credobautista) que fueron perseguidos durante siglos por la iglesia católica romana y luego por los algunos protestantes reformados como Martin Lutero, Juan Calvino, Zwinglio, el rey Enrique VIII y otros líderes reformados quienes hasta persiguieron a otros creyentes de la misma manera que hicieron los inquisidores romanistas de la cual salieron y aprendieron. En otras palabras, en vez de salirse de la iglesia católica romana (como manda la Biblia en Apocalipsis 18:4) para unirse a las iglesias evangélicas ya existentes Lutero trató de “reformarla” y como vio que nunca pudo prefirió fundar su propia iglesia luterana.  Sin olvidar que nunca se bautizó en el protestantismo y siguió practicando algunas tradiciones extra y antibíblicas de Roma como el bautismo infantil lo que demuestra que no era muy Sola Scriptura que digamos.  
          Los anabaptistas como Menno Simons (un antiguo líder anabaptista), contemporáneos de Lutero, inmediatamente se percataron de este nuevo “cristianismo” distorsionado y observaron con tristeza el deterioro moral general que produjo entre la gente común (The Complete Works of Menno Simons, “Obras completas de Menno Simons”, p. 251, 283). Quizás por eso el mismo Erasmo también dejó de apoyar a Lutero pues Lutero hasta fue un antisemita (como lo demuestra el libro que escribió en 1543, llamado, "Los judíos y sus mentiras") que dio lugar a sucesivas guerras con sus mensajes y, dado su carácter xenófobo, ha sido empleado por los elementos más extremos del nacionalismo alemán del III Reich pues como afirma la célebre profesora de Harvard e investigadora del CSIC, María Elvira Roca Barea: «No es casualidad que la Noche de los Cristales Rotos fuera presentada como una celebración luterana y que los nazis concurrieran a las elecciones con una imagen del reformador». Por tanto, mientras que en la Alemania luterana se discriminaba a los judíos en la Ginebra calvinista se discriminaba a los españoles quienes, según la misma biografía del pastor reformado, Casiodoro de Reina, “veían a españoles e italianos con recelo porque de entre ellos habían surgido los antitrinitarios más señalados, como el español Miguel Servet, o los italianos Gribaldi o Sozzino. Estos recelos se sustentaban también en prejuicios previos, como la sospecha de raíces judías de la mayoría de los españoles. Esa identidad de origen, creían, les haría proclives a la negación de la Trinidad.”  (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 90).  
              Lutero tampoco supuso progreso a su propio pueblo, sino retroceso al feudalismo que explotaba a los pobres campesinos y todo para buscar la aceptación y protección de los príncipes y reyes alemanes. Como también afirma la Dr. Roca, "Se admira a Lutero como un elemento de modernidad sin el que hubiera sido imposible un mundo democrático y civilizado. Pero es todo lo contrario: la Reforma supuso retroceder al feudalismo y perpetuar el poder de las oligarquías locales en Alemania." Tampoco es correcta la vinculación de protestantismo y tolerancia religiosa pues como dice esta investigadora, «Desde el minuto uno el nuevo clero fue más fanático con la disidencia, entre otras cosas, porque Roma llevaba muchos siglos gestionando las herejías. La persecución orquestada por los protestantes no dejó huella ni contaba con garantías de ningún tipo, mientras que la Iglesia empleaba instituciones como la Inquisición para iniciar procesos reglamentados». De hecho, muchos reformados (como los calvinistas) o apologistas católicos dicen que gracias al cristianismo disfrutamos de la libertad religiosa o la ley de separación de iglesia y estado. Sin embargo, si somos honestos y específicos es gracias a los Bautistas no reformadas a quienes le debemos el derecho a la libertad de culto que hoy todos disfrutamos en países libres como Estados Unidos. Los católicos nunca apoyaron la separación de iglesia y estado y Calvino y Lutero tampoco. Al contrario, usaron el estado para censurar o perseguir a todo aquel que pensaba teológicamente diferente a ellos. 
           De hecho, los escritos de Lutero sobre la Guerra de los Campesinos también están llenos de expresiones de odio y fanatismo pues cuando fue criticado en sus últimos años por incitar a los señores regionales a una matanza violenta y despiadada (más de 100.000 campesinos), Lutero respondió en un tono desafiante: “Fui yo, Martín Lutero, quien mató a todos los campesinos en la insurrección, ya que fui yo quien ordenó que los mataran. Toda su sangre está sobre mis hombros. Pero yo la eché sobre nuestro Señor Dios quien me mandó hablar de esa manera.” (Martín Lutero, Werke, edición de Erlangen, Tomo 59, p. 284.). Hasta el mismo Consejo de la Federación Luterana Mundial (FLM) pidió perdón por esta masacre de más de 100,000 campesinos. Estos son ejemplos de los aspectos más oscuros de su figura y legado. Lutero ni siquiera quiso dejar el catolicismo romano, sino que debido a su protesta lo excomulgaron. No solo eso, después de fundar su propia iglesia protestante tanto él como Calvino nunca quisieron bautizarse pues se consideraban “cristianos” desde el momento que fueron bautizados en su infancia en la iglesia católica lo cual demuestra que no quisieron someterse al bautismo correcto que Cristo ordenó (Mateo 3:15 y Mateo 28:16-20). Calvino y Lutero nunca cambiaron de idea sobre esto y siguieron sosteniendo algunas tradiciones católicas como el bautismo infantil (pedobautismo), algunas creencias marianas, el amilenialismo, la unión de iglesia y estado la cual usaron para perseguir otros cristianos y judíos.           
       Sin olvidar que también se ha encontrado algunos errores teológicos en sus 95 tesis con respecto el sacerdocio, el arrepentimiento y el purgatorio lo cual Lutero no niega su existencia, sino que solo afirma que "no se podía decir nada definitivo sobre el estado espiritual de las personas en el purgatorio" (tesis 17 a 24). Por todas estas razones somos Bautistas no reformado pues hablar de “Bautista reformado” es un oxímoron (contradicción de términos) porque ni siquiera el mismo Lutero o Calvino se identificaban como “Bautistas” pues dicho nombre fue dado a los anabaptistas (evangélicos credobautistas) quienes odiaban.¿Pero qué este lado oscuro de Lutero? Porque la vida y obra de Lutero fue similar en muchos aspectos a la de otros famosos reformistas que comenzaron bien, clamando: “De vuelta a la Biblia,” pero quienes pronto se dieron cuenta que mucho más que la opinión religiosa estaba en juego en una reforma radical en donde tenían a Jesús como Salvador, pero no como el Señor de sus vidas. El resultado fue que un sistema de indulgencias católicas fue abolido sólo para ser sustituido por lo que el famoso teólogo y mártir luterano, Dietrich Bonhoeffer, llamó, “indulgencia protestante” o “gracia barata” (Bonhoeffer, Dietrich: The Cost of Discipleship (“El costo del discipulado”), pp. 37–38, 47).  Estas palabras tan alarmantes no son las de un adversario de Lutero, sino que son la confesión sincera de un famoso teólogo y héroe luterano moderno que vio el colapso de semejante protestantismo vacío durante la Alemania nazi, donde muchos de los miembros de su Iglesia apostataron para seguir a un dictador moderno anticristiano, demostrando que el cristianismo alemán era sólo superficial. En fin, que los reformados que idolatran estos hombres no te engañen contándote una historia a medias y como les conviene mi Hno. Evangélico, saludos.  
 
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