Refutando la falacia del Teorema del Mono Infinito

       El teorema del mono infinito supone que un mono pulsando teclas al azar sobre un teclado durante un período de tiempo infinito casi seguramente podrá escribir finalmente cualquier libro tales como las grandes obras de William Shakespeare o de Miguel Cervantes. Esto suena tan difícil de creer que hasta los productores de “Family Guy” (quienes no son creacionistas) se burlaron de dicha absurda idea en uno de sus episodios. Sin embargo, varios evolucionistas ateos y agnósticos como Richard Dawkins lo usan para pretender refutar el diseño inteligente y decir que demuestra que la vida y el universo pueden surgir por el azar (Richard Dawkins, El Relojero Ciego). Pero aca algunas fallidas con esta paradoja:
          En primer lugar, falla en el sentido de que no existe el tiempo infinito sino que de acuerdo a la lógica (sobre la imposibilidad de una serie infinito de eventos concretos) y la ciencia moderna (el principio de la causalidad, la teoría general de la relatividad de Einstein, la expanción del universo, las leyes de la termodinámica, etc.) el universo tuvo un comienzo absoluto tal como enseña Génesis 1:1. Por tanto, no hay tiempo infinito para que estas cosas puedan surgir al azar debido a que el tiempo es limitado. Segundo, dicha hipótesis está basada solo en la imaginación puesto que nunca se ha observado un simio escribiendo un texto discernible y mucho menos toda una novela clásica.
        Al contrario, hasta se han hecho experimentos para observar si esto podría ser científicamente posible y lo único que se ha demostrado es que si pones unos monos dentro de una jaula con una computadora no escribirán ni siquiera una sola palabra por el azar sino que solo pulsarán la misma tecla en múltiples ocasiones, lo cubrirán de orina y heces y finalizarán con su destrucción a golpes o pedradas. Sin olvidar que si dejaramos a los pobres monos por mucho tiempo se cansarían y morirían de hambre (puesto que no son inmortales) o ignorarían que el número de papeles y tinta es limitada. Por tanto, el teorema ni siquiera funcionaría con un mono entrenado puesto que dicha hipótesis no solo tiene un problema matemático y de lógica sino también con las acciones de un mono real y con la naturaleza del mismo lenguaje (Vea Russ White, Why Can’t Monkeys Typing Forever Produce Shakespear?, septiembre 10, 2019).

       Por otro lado y siguiendo la analogía supongamos que un mono lograra escribir una novela de Shakespear presionando las teclas aleatoreamente. ¿No se habrá dado en los momentos previos que haya escrito un montón de incoherencies, es decir, si hacemos un registro de lo que escribió el mono y eventualmente sale la obra de Shakespear al mismo tiempo evidencia de que durante mucho tiempo anterior se escribieron muchas cosas sin ningún sentido? Pero lo que encontramos es que el orden en el universo está finamente ajustado, no en un tiempo posterior, sino desde las condiciones iniciales y si todo funciona desde las condiciones iniciales mismas entonces el apelar que el tiempo tiende al infinito y que de ahí se construirá el orden ya no funciona. Hasta el mismo sobrevalorado científico ateo, Stephen Hawking, admitió esto en su libro, “La Historia del Tiempo” del 1988. Por tanto, el supuesto azar no tiene tiempo infinito para operar pues basta con un solo segundo de variación (no ajustado) para que el universo sea colapsado y la vida sea imposible de existir. En otras palabras, no hay cabida para el error lo que hace también la hipótesis del mono infinito imposible y más razonable el planteamiento de una inteligencia detrás de nuestro universo (Isaías 45:18).  

        Pero no solo eso, la realidad universal de la entropía también niega esta posibilidad. Aunque el evolucionista le gusta usar el tiempo como si fuera una varita mágica la verdad es que el tiempo ni siquiera le ayuda para que este teorema sea posible sino que todo lo contrario, la deshace. En otras palabras, la tinta usada y depositada cada segundo en el papel por el teclado continuará desintegrándose y por ende desaparecerá de la página debido a la segunda ley de la termodinámica. Por tanto, el tiempo infinito solo garantizará que los monos nunca puedan producir una obra de Shakespear ya que cualquier frase o palabra shakesperiana de suerte no sobrevivirá en ningún tiempo significativo. Este solo hecho científico convierte dicho escenario imaginario en una falsa analogía.

          Por tanto, aun si existiera un tiempo infinito eso no significa que dicho teorema podría ser posible. Como ya había explicado el ex-ateo, Anthony Flew, "La idea de los monos mecanógrafos fue refutada punto por punto por el científico y profesor, Gerry Schroeder. Schroeder primero se refirió a un experimento llevado a cabo por el “British National Council of Arts”. Se colocó un ordenador en una jaula con seis monos. Después de un mes de golpearla de manera inmisericorde (además de usarlo para defecar y orinar sobre él) los monos produjeron 50 páginas escritas, pero ni una sola palabra. Schroeder aclara que esto es así incluso cuando en el idioma inglés la palabra más corta consta solamente de una letra (“a” o “I”). La “a” se considera que es una palabra solamente en el caso de que haya un espacio a ambos lados de ella. Si tenemos en cuenta que el teclado tiene 30 caracteres (las 26 letras del alfabeto inglés y otros símbolos), entonces la posibilidad de tener una palabra de una letra es 30 veces 30 veces 30, lo que da como resultado 27.000. La posibilidad de tener una palabra de una letra es una posibilidad entre 27.000. Schroeder entonces aplicó las probabilidades a la analogía del soneto. “¿Cuál es la posiblidad de tener un soneto de Shakespeare?” se preguntó.
       Él continuó: - Todos los sonetos tienen la misma longitud. Todos tienen por definición una longitud de 14 versos. Escogí el siguiente “Shall I compare thee to a Summer's day?”. Conté el número de letras. Hay 488 letras en ese soneto. ¿Cuál es la posibilidad de que aporreando un teclado se puedan obtener las 488 letras en la misma secuencia que en el soneto “Shall I compare thee to a Summer's day?” Con lo que acabas es con 26 multiplicado por sí mismo 488 veces (o 26 elevado a la 488ava potencia). O, en otras palabras, en base 10, 10 a la 690ava potencia. El número de partículas en el universo (no granos de arena, estoy hablando de protones, electrones y neutrones) es de 10 elevado a 80. 10 a la 80 es un 1 con 80 ceros detrás de él. 10 a la 690 es un 1 con 690 ceros detrás. No hay suficientes partículas en el universo para escribir todos los intentos, no se puede conseguir por un factor de 10 a la 600.

         Si tomas el universo entero y lo conviertes en chips de ordenador (olvida los pobres monos) cada uno de ellos pesando la millonésima de un gramo y cada chip de ordenador capaz de hacer 488 intentos 1 millón de veces cada segundo; si conviertes al Universo entero en estos chips y estos chips producen un millón de veces por segundo letras al azar, el número de intentos que obtendrías desde el inicio de los tiempos sería 10 a la 90 intentos. Esto otra vez no lo podrías conseguir por un factor de 10 a la 600. Nunca conseguirías un soneto por casualidad. El universo tendría que ser 10 a la 600 veces mayor de lo que es. Y todavía el mundo piensa que los monos lo pueden hacer cada vez. - Después de escuchar la presentación de Schroeder, le dije que había establecido satisfactoria y decisivamente que el “teorema de los monos” era un montón de basura, y que era particularmente bueno hacerlo con un simple soneto; el teorema es propuesto a veces usando las obras completas de Shakespeare o una simple obra, como Hamlet. Si el teorema no funciona para un simple soneto, entonces por supuesto es simplemente absurdo sugerir que la más elaborada hazaña del origen de la vida pudiera haber sido conseguida simplemente por casualidad." (Anthony Flew, Dios Existe, cómo el filósofo ateo más famoso del mundo, cambió de idea y pasó a creer en Dios”).
       Multiplicar los monos literatos tampoco resuelve el problema y los “monos” virtuales del “Monkey Shakespear Simulator” pierde credibilidad en cuanto en vez de monos ponen programas simulando ser monos. En efecto, cuanto mayor sea la cantidad de monos, menor será el tiempo requerido para escribir por azar una gran obra literaria; pero, a igual tiempo, una mayor cantidad de monos producirá una mayor cantidad de “basura literaria". La multiplicación de los monos resuelve una de las dos objeciones, pero al precio de hacer insoluble la restante objeción. Negar esto implica acumular milagro de mono literato sobre milagro de mono literato, en una sucesión vertiginosa de improbabilidades cada vez más inadmisibles.
         En fin, las calculaciones en la probalidad y los analisis estadísticos que hicieron el famoso filósofo cristiano, Claude Tresmontant, y el matemático y profesor, Amir D. Aczel, en sus libros sobre la tentativa de explicar la creación del mundo por el azar también refutan esta paradoja del mono infinito. La suposición del teorema del mono infinito simplemente viola las leyes de la probabilidad y no describe la vida real, las situaciones reales y los universos reales, de las cuales solo conocemos uno. Lo único que demuestra es que los ateos tienen más fe que los mismos religiosos ya que no solo creen que el tiempo puede magicamente convertir microbios en microbiólogos, peces en filósofos y ranas en príncipes sino hasta los monos en escritores de grandes novelas como Hamlet o Don Quijote de la Mancha.

One thought on “Refutando la falacia del Teorema del Mono Infinito”
  1. Habia escuchado de este teorema antes,y siempre me parecio ridiculo,inclusobuna pagina de taringa trato de defender dicho teorema y refutar la ley de la biogenesis pero salio mal .
    Estos atheus tienen mas fe que los creyentes ,salu2

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