¿Transfusiones o No?

Tu amor hacia tu projimo es prueba de tu amor hacia Dios

            En la portada de la revista ¡Despertad! del 22 de mayo del 1994 hay 26 fotos de niños y jóvenes. La revista proclama en la página número 2 que estos y otros miles de jóvenes han muerto en hospitales poniendo a Dios primero y que aún lo siguen haciendo. ¿Por qué? Porque el Cuerpo Gobernante de la Sociedad Atalaya ha decidido que aceptar una transfusión sanguínea, plasma, glóbulos rojos, glóbulos blancos, o plaquetas es un pecado mortal y los menores de edad han sido indoctrinados a creer que la sangre no salva ninguna vida, más bien resultaría en una destrucción eterna de Jehová Dios en el Armagedón. ¿Fueron sus muertes verdaderamente necesarias?

            Hubo un tiempo donde la Sociedad Atalaya le prohibía a sus miembros las vacunas, los transplantes de órganos y las transfusiones de sangre. La Sociedad ha descartado dos de estas reglas: las vacunas y los transplantes de órganos pero la prohibición de las transfusiones de sangre aún permanence. Desde 1931 al 1965 los “testigos” de Jehová no aceptaban vacunas para ellos y para sus hijos. En 1967 prohibieron los transplantes de órganos pero en 1980 los directores cambiaron la enseñanza y volvieron a permitir los transplantes. Como resultado hubo “testigos” que terminaron heridos y muertos por mantener estas posturas que les fué forzada en el pasado pero que ahora han sido abandonadas por sus líderes. Como padres, ¿cúal sería su reacción si usted dejara morir a su hijo y su religión cambiara luego de doctrina? La verdadera razón de prohibir las transfusiones de sangre es por la obediencia ciega a la Sociedad Atalaya, no a las Escrituras.

            Si estudiamos cuidadosamente todas las referencias en la Biblia acerca de la sangre nos daremos cuenta que al leer el contexto tienen que ver con el crimen y el comer sangre pero no a las transfusiones de sangre porque en los tiempos bíblicos no existían. De hecho los judíos ortodoxos modernos todavía observan esta regla pero no están en contra de las transfusiones por la sencilla razón de que en las transfusiones de sangre no se come la sangre. Por lo tanto no hay ninguna ley en la Biblia que prohiba las transfusiones de sangre y el apóstol Pablo escribió que “donde no hay ley, tampoco hay transgresión (Romanos 4:15).  

            En su defensa los testigos suelen citar Génesis 9:3-6, sin embargo al igual que las demás escrituras, está es otra mal interpretación que hacen ya que aquí se refiere al homicidio, de quitarle la vida a una persona,  pero esto no tiene nada que ver con las transfusiones de sangre. Cuando una persona dona sangre no muere y la persona que recibe la sangre tampoco sino que en la mayoría de los casos se salva su vida. Esto nos parece un cuadro hermoso de amor cristiano que uno se sacrifica para salvar la vida de otro. Nos hace comprender mejor lo que hizo Jesucristo cuando dio su sangre para salvarnos del pecado (1 Juan 3:16). 

            Estamos seguros de que nuestro Señor Jesucristo le diría a los falsos testigos de Jehová  como les dijo a los fariseos de su tiempo:“¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?” (Lucas 6:9).¿Qué usted haría si su hijo sufriera un accidente y perdiera tanta sangre que, sin una transfusión, moriría, y usted tiene el tipo de sangre apropiado para salvarlo? ¿Le salvaría la vida, o dejaría que se muera? ¿Se pregunta qué desea Dios que usted haga? Cuando nuestra sangre podría ayudar a alguien, ¿deberíamos donar sangre o no? Si dando un poco de mi sangre puedo ayudar a alguien, entonces debo de hacerlo. Imagine esta situación: Su vecina llega corriendo a su casa y le dice: “¡A mi esposo lo atropelló un auto! Lo encontraron sangrando al lado del camino. ¡Él necesita tu tipo de sangre inmediatamente!” ¿Qué usted haría? En Proverbios 3:27 se nos dice: “No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo” y qué mejor ejemplo que el buen samaritano (Lucas 10:30-37; Mateo 12:10-12; Romanos 13:8-10 y Gálatas 5:14).

Veamos esta historia que relató Jesús y que le ayudará a decidir: “Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalem a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándolo medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:30-37). Aunque su vecina quizá no ha llegado corriendo a su casa, usted aún debe enfrentar la decisión. ¿Seguirá usted a los líderes religiosos y pasará de largo, o será un buen prójimo que muestra amor a aquellos que necesitan su ayuda?  (Mateo 12:10-12; Romanos 13:8-10; Gálatas 5:14). 

¿Demuestra esto que los ateos militantes tienen razón cuando dicen que la religión es peligrosa? No, pues eso sería cometer una falacia de generalización apresurada. De hecho, millones de cristianos reciben y donan sangre y miles de hospitales fundadas por gente religiosa emplean a diario las transfusiones de sangre por lo que es deshonesto asumir que porque una creyente se negó a recibir sangre para salvar su vida por ende es culpa de Dios o la religión en general. De hecho, es gracias al cristiano Dr. Charles R. Drew, conocido por sus investigaciones sobre transfusión de sangre y bancos de sangre, el que muchas personas (incluyendo ateos) son salvos de la muerte con estas técnicas médicas.

       En fin, estas muertes innecesarias sobre el altar de la Sociedad Atalaya llevan a otros a ver a un Dios como no es. Nosotros no adoramos a un Dios que se complace en muertes sin sentido, nuestro Dios no impone pruebas de obediencia sin sentido, nuestro Dios es misericordioso y benévolo, y nos da siempre una razón para lo que creemos. No equiparemos a Dios con Baal y otros falsos dioses, saludos.

One thought on “¿Transfusiones o No?”

Comments are closed.