La Vida Loca de Nietzsche

“Jehová te herirá con locura, y con ceguedad, y con angustia de corazón.” – Deuteronomio 28:28

             El gran escritor y filósofo ruso, León Tolstói, una vez dijo que “Nietzsche era estúpido y anormal”. ¿Pero es esto cierto?  VeamosNietzsche quien pensó haber bailado sobre la tumba de Dios pero en realidad estaba bailando sobre la suya propia fue un hombre muy inmoral, blasfemo, aborrecedor de Dios y conocido por su postura filosófica de que “Dios ha muerto”. No que creía que Dios estaba vivo y que murió sino que ya la sociedad no lo veía más como fuente de código moral. De hecho, si fueramos a tomar literalmente sus frases “Dios ha muerto…¿Pues qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?” entonces sería una tremenda ironía pues fue Nietzsche el que murió y el que está enterrado en una iglesia de su pueblo natal en Röckener. En La Gaya Ciencia, Nietzsche también escribió “¿No oímos aún nada del ruido de los sepultureros que entierran a Dios?” Pero en realidad lo que los enterradores estaban cavando era la tumba de Nietzsche quien según Sigmund Freud y Carl Jung se volvió loco a la edad de 44 años y se murió de sífilis la cual contrajo en un burdel homosexual en Génova. Ahora bien, es verdad que Nietzsche llevó la razón en algo, a saber, que Dios ha muerto. Pero el alemán se olvidó del otro lado del viernes santo: ¡qué Dios [Jesús] también ha resucitado!
          Irónicamente Nietzsche tuvo una fuerte influencia religiosa en su niñez pues su padre fue pastor y sus dos abuelos fueron predicadores luteranos por lo que nació en un hogar cristiano. Nietzsche hasta llegó a estudiar teología por un tiempo. Pero cuando Nietzsche perdió a su padre a la edad de 5 años lo afectó tanto que ya en sus escritos juveniles estaba mostrando rebeldía contra Dios. Hasta Heidegger, en “Sendas Perdidas”, también incide en este punto y afirma que Nietzsche había barruntado desde muy temprana edad la idea de la muerte de Dios. En otras palabras, no es que Nietzsche realmente no creía en Dios, es que no le gusta Dios y lo culpa como un mal padre que permitió alguna mala o traumática experiencia que tuvo en su pasado y la cual no pudo superar (Vea “The Atheist Syndrome” de John P. Koster). De hecho, psicólogos como Marjuana Linderman han demostrado que el ateísmo es solo algo emocional (Vea The International Journal for the Psychology of Religion). Hasta el mismo científico ateo, Graham Lawton, admite que “…el ateísmo es psicológicamente imposible por la forma que el ser humano opera” en un artículo de la “New Scientist”. El popular psicólogo clínico, crítico cultural y profesor de psicología canadiense, Jordan Peterson, también piensa lo mismo (en debate con Susan Blackmore en “Unbelievable”).
         Varios estudios científicos y psicológicos demuestran que muchos supuestos ateos no quieren creer en Dios por razones paternales. La ausencia de un padre amoroso y protector es la culpable de muchos males que afectan a los niños en nuestra sociedad tales como la delincuencia, las drogas, la obesidad, la pobreza, la inmoralidad sexual, problemas en la escuela y la depresión. El ateísmo no es la excepción. El ex-ateo Lee Strobel habla en su película biográfica sobre esta herida del padre (problema psicológico) con la Dra Roberta Waters, presidenta de la Asociación Estadounidense de Psicoanalista y agnóstica. Sin olvidar que muchos otros famosos ateos y agnósticos como Madalyn Murray O'Hair, Sartre, Hume, Freud, Darwin y Huxley asociaban al Padre celestial (Dios) con sus abusivos padres o porque nunca tuvieron uno cuando más lo necesitaron.
             En otras palabras, el “ateísmo” de Nietzsche parece que no estaba basado en razones intelectuales sino morales y tampoco lo fueron por razones científicas o filosóficas sino psicológicas (Romanos 1:18; Salmo 14:1; 2 Pedro 3:3-7 y 2 Tesalonicenses 2:11-12). No estuvo basado en evidencias o argumentos racionales sino en el resentimiento de haber perdido a su padre en su infancia, sus constantes enfermedades y la terrible soledad que experimentó durante toda su vida. Como dice historiador, teólogo y filósofo español, Alfonso Ropero, “Nietzsche nació en el seno de una familia de larga tradición eclesiástica. Su abuelo y bisabuelo maternos habían sido pastores luteranos, mientras que los paternos había enseñado teologia, estudió teología, con vistas de seguir la tradición familiar, cosa que, como es bien sabido, no hizo, sino todo lo contrario. Llegó a convertirse en un implecable crítico del cristianismo. Quizás la muerte de su padre, al que amaba mucho, pudo influir a la hora de emprender y seguir esta ruta (Ecce Homo. Cómo se llega a ser lo que se es y Alfonso Ropero, “Introducción a la Filosofía”, p.512).
         Después de todo, “Nietzsche nunca dio pruebas en contra de la existencia de Dios. El “ateísmo” que presenta Nietzsche en sus libros es uno práctico y no teórico. Sus escritos se caracterizan por ser irracional, en el sentido de que no se sustenta sobre argumentos racionales que intentan servir de base a su conclusión; y también por ser puramente volitivo; es decir: emana de su voluntad”.” (“El dios de los ateos” de Carlos A. Marmelada, profesor, escritor, divulgador científico, ganador del Premio Arnau de Vilanova de Filosofía, licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona). El escritor y profesor de historia de la filosofía, Alfonso Ropero, también afirma que “El ateísmo anticristiano de Nietzsche es mantenido sin vacilaciones en nombre de la vida, de la voluntad del poder. Es un motivo vital más que intelectual…Nietzsche parte del ateísmo, pero no se esfuerza por convencer ni por argumentarlo.” (“Introducción a la Filosofía”, p.513, de Alfonso Ropero). Hasta las mismas desgarradoras y llamadas “oraciones al Dios desconocido” de Nietzsche las cuales están recogida en la compilación de 2.397 fragmentos póstumos suyos también nos da entender que nunca fue un ateo genuino.
            El alejarse de Dios también hizo que Nietzsche se volviera en un misógino, racista, filomaniaco, el padre del posmodernismo y un fracaso durante toda su vida. Su vida amorosa por ejemplo fue tan desastrosa como su carrera profesional. Todos sus intentos por seducir a las mujeres eran en vanos y confesó sentirse triste por su soledad. Algunos hasta creen que sostuvo una relación secreta e incestuosa con su hermana llamada Elizabeth (Mi hermana y yo de Nietzsche). Otros sostienen que Nietzsche era gay (El Secreto de la Zaratrusta de Joachim Kohler). Hasta su propio amigo Richard Wagner propagó rumores de las masturbaciones crónicas, relaciones homoeróticas y hasta quizás pedofílicas de Nietzsche. 
          De hecho, el nivel de onanismo contínuo de Nietzsche estaba tan fuera de control que su amigo Richard Wagner, se comunicó con el doctor de Nietzsche para apercibirlo pues lo acabó imposibilitándolo de las manos (Richard Wagner, His Life, His Work, His Century, Gregor Dellin). Tal parece que con una mano Nietzsche escribía blasfemias y la otra la mantenía en sus pantalones. La pregunta es ¿cómo Wagner se enteró de este problema sexual de Nietzsche? ¿Qué pensamientos suscitaba ese súper hombre del que tanto hablaban? Pero bueno ya eso es otra historia. Algunos ateos se ofenden y dicen que es ad hominem informar a la gente de que Nietzsche fue un pajero compulsivo, pero a la misma vez no tienen problema en acusar al papa y a todos los sacerdotes de “pedófilos”. Además, si Nietzsche criticó la inmoralidad de algunos religiosos entonces ¿por qué los religiosos no pueden criticar la inmoralidad de este hipócrita? Decir que está bien hacer lo primero y no lo último es caer en una doble moral.
            Debido a esto no es sorpresa enterarnos que Nietzsche tampoco era bueno en el romance. De hecho, se dice que una de las razones por la que era un foreveralone era porque su largo bigote asustaba a las mujeres de su tiempo. Sin olvidar que su misoginia extrema tampoco le ayudaba a tener suerte con las mujeres. Algunos dicen que quizás esto fue para bien ya que después de todo el filósofo narcisista había contraído sífilis en un burdel que frecuentaba mientras todavía estaba en el colegio. Sin embargo, según otros expertos, Nietzsche murió virgen ya que no existen antecedentes clínicos sólidos sobre su supuesta infección sifilítica primaria,  y dicen que es dudoso que Nietzsche haya alguna vez tenido relaciones sexuales, ya que los informes de que habría contraído la infección en el año 1865 son muy cuestionados. También se dice que Nietzsche se enamoró de una escritora rusa, con inclinaciones liberales llamada Lou Andreas-Salomé y quien compartió los secretos más íntimos de filosofía con Nietzsche, pero finalmente ella prefirió unirse a Paul Rée, amigo de él.
        No sólo era rechazado por las mujeres de su tiempo sino también por sus propios estudiantes. Nietzsche se convirtió en profesor a la edad de 24 años. Pero el filósofo solitario era alienado por sus estudiantes y fue forzado a retirarse a la edad de 35 debido a sus frecuentes enfermedades. También quiso abandonar la filosofía por la jardinería, pero aparentemente tampoco era bueno en ello y fracasó en el mismo. Su propia hermana Elizabeth lo acusó de fascista y antisemita. No fue hasta después de su muerte que sus obras empezaron a leerse extensamente. Su gran admirador, Adolfo Hitler, quedó tan fascinado con los libros de Nietzsche, principalmente con la de “Así habló Zaratustra”, que le rindió homenaje y lo convirtió en el filósofo del estado del Tercer Reich. Sin olvidar que se suele considerar que los filósofos que inauguraron la filosofía posmoderna fueron los ateos Michel Foucault, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Friedrich Nietzsche. De hecho, a Nietzsche se considera como el precursor del pensamiento posmoderno y sus libros han sido muy usados para promover el relativismo cultural.
       De hecho, Friedrich Nietzsche fue tan anticristiano que hasta dejó de ser amigo de uno de sus ídolos, el gran compositor, poeta y director de orquesta, Richard Wagner, solo porque se sentía frustrado por las decisiones que tomaba Wagner, incluyendo su conversión a la religión que tanto odiaba y porque lo veía como una señal de debilidad (Así lo admite en su libro, “El caso Wagner: Nietzsche contra Wagner”). Nietzsche admiraba su arte, pero su teofobia era tan fuerte que no podía soportar las creencias religiosas de su amigo como cuando decía, “Creo en Dios, Mozart y Beethoven.” 
         Por cierto, que haya fanáticos ateos militantes que demuestran su odio a la Navidad cuando amenazan a los cristianos con denunciarlos si dan regalos navideños a los niños pobres, haciendo campaña con letreros o pancartas que digan que la Navidad es pagana o un mito, criticando o vandalizando la instalación de un pesebre y otras decoraciones navideñas no es nada nuevo. De hecho, en sus tiempos, el anticristianismo y misoteísmo de Nietzsche era tan extremo que cada vez que celebraban las festividades religiosas, principalmente las Navidades, se ponía literalmente enfermo tal como relata su biógrafo Curt Paul Janz. Ni el gruñón de Grinch supera a este ateo.
         Al igual que muchos fanáticos ateos, Nietzsche también creía que sin religión hay progreso. Pero como nos enseña la historia, cada vez que un dictador como Stalin o Mao quería crear un paraíso sin Dios en vez de una utopia convertían la tierra en un infierno. “Efectivamente, nosotros los filósofos, los espiritus libres, ante la nueva era de que el Dios antiguo ha muerto, nos sentimos iluminados por una nueva aurora; nuestro corazón se desborda de gratitud, de asombro, de expectación de curiosidad, el horizonte nos parece libre otra vez, nuestras naves pueden darse de nuevo a la vela y bogar hacia el peligro: vuelven los licitos todos lso azares del que busca conocimiento; el mar, nuestra alta mar, se abre de nuevo a nosotros y, tal vez, no tuvimos jamas un mar tan ancho.” (Nietzsche, F. W, La gaya ciencia; op.cit.,n 343). 
      Estas palabras de Nietzsche donde se nos habla de una nueva era, caracterizada por un antropocentrismo absoluto que se cierra a la transcendencia de una forma consciente y voluntaria, podrán ser cautivadoras para cualquier antireligioso. Sin embargo, un siglo con dos Guerras Mundiales aterradoras, todo lo que simbolizaban Auschwitz y los gulags, el genocidio en Bosnia y tantas otras atrocidades, nos ha demostrado el verdadero precio que la humanidad ha tenido que pagar por el intento de hacerla vivir totalmente de espaldas a Dios. Sin olvidar que los que construyeron la civilización europea y americana fueron los mismos cristianos. Hasta el famoso escritor antireligioso y biólogo evolutivo, Richard Dawkins, ahora admite que poner fin a la religión es una mala idea y que el cristianismo es la mejor protección contra el Islam. En otras palabras, el filósofo comunista Karl Marx y Nietzsche estaban muy equivocados, no es la religión el opio de los pueblos sino su propio ateísmo militante y de estado el cual ha causado más miseria, pobreza y muerte que todas las religiones juntas y en menos tiempo.
          Otra contradicción en la vida de Nietzsche es su discriminaciones, prejuicios, racismo y complejo de superioridad. De hecho, le molestaba ver a los cristianos ayudando a los débiles y enfermos pues estaba más interesado en crear o encontrar un superhombre. Quizás cuando escuchas la palabra superhombre, te viene a la mente de inmediato el superhéroe kryptoniano Kal-El de la DC Comics mejor conocido como Superman. Pero el Übermensch (superhombre) de Nietzsche no se refiere a un héroe con poderes sobrenaturales y que se preocupa en defender y proteger a los débiles. Al contrario, para Nietzsche el hombre inferior, el débil, malogrado y enfermo debe ser eliminado, suprimido, para purificar la raza y lograr una nueva humanidad: el Superhombre. Nietzsche cree que esto debería ser el destino del hombre, pero que en su recorrido evolutivo poco ha sido todavía lo alcanzado: “Habéis evolucionado del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de gusano en vosotros”. Por eso dice que “Hay que honrar la fatalidad” y que “los errores fisiológicos son causa de todo mal”. Por tanto, “¿Qué es lo más dañino que cualquier vicio? La acción compasiva hacia todos los fracasados y los débiles…Los débiles, y fracasados deben perecer, tal es el axioma capital de nuestro amor al hombre. Y hasta se le debe ayudar a morir” (Nietzsche, F.W.: La voluntad de poder y El Anticristo).
       Lamentablemente Hitler tomó estas palabras de su filósofo favorito al pie de la letra y la aplicó en su Holocausto nazi. De hecho, Nietzsche hasta recomienda la eutanasia y el suicidio para los que están enfermos diciendo “¡Ojalá no hubieran nacido jamás! (Así habló Zaratustra, pp.114-115; Más allá del bien y del mal, p.108 y Crepúsculo de los ídolos, p. 109). También dijo que esta era la finalidad de sus escritos, es decir, conseguir un nuevo Superhombre, un tipo biológicamente superior y dominante o, una raza más fuerte y sana. Sin embargo, Nietzsche propone conseguirlo a través de una evolución no natural sino intervenida por el hombre lo cual va más allá del darwinismo social e interviniendo además con la eliminación de los individuos considerados débiles, enfermos o degenerados como ya mencionamos. (Así habló Zaratustra, pp.114-115; Más allá del bien y del mal, p.108 y Crepúsculo de los ídolos, p. 109 y El Anticristo).
         Para colmo, Nietzsche se pasaba criticando el cristianismo por proteger a los enfermos y débiles con su altruismo y amor al prójimo siendo que el mismo Nietzsche era una persona enfermiza y de debilidad extrema. Cualquiera pensaría que un filósofo que se pasa hablando sobre abrazar el sufrimiento, la victoria y de reemplazar a Dios consigo mismo porque se cree un superhombre sería algo así como el equivalente de Chuck Norris. Sin embargo, la filosofía de Nietzsche suena irónica cuando uno se entera que se pasaba constantemente enfermo y no muy übermenschi. De hecho, Nietzsche fue todo lo opuesto a su llamado Superhombre (igual que Hitler con su complejo de ario) pues tuvo un cuadro clínico complejo degenerativo, cuyos síntomas se manifestaban cada vez con mayor frecuencia e intensidad durante toda su vida. Su estado de salud siempre fue de mal en peor. Además, ¿acaso no necesitaba Nietzsche depender de la compasión de su madre, hermana y otras mujeres cristianas que lo cuidaron con amor cuando era pequeño y durante los últimos once años de su vida cuando estaba enfermo? El tipo hasta terminó en un manicomio por lo que era la ironía hecha persona.
       Desde el internado de Pforta en 1862 se le envió a casa como enfermo con este diagnóstico: “Nietzsche es un hombre pletórico y rechoncho con una sorprendente mirada fija, miope y con dolores de cabeza muy frecuentes. Su padre murió de reblandecimiento cerebral, y engendrado en la vejez; el hijo (fue engendrado) cuando el padre ya estaba enfermo.” Sin embargo, el 10 de abril de 1888, Nietzsche le dice a G.Brandes: “Nunca he tenido ningún síntoma de trastorno mental, ni fiebre, ni un desmayo” lo cual son tres mentiras seguidas. También dijo, en noviembre de 1888 en “Ecce. Porqué soy tan sabio”: “Hasta ahora han sido cosas ajenas a mí todas esos trastornos enfermizos de la mente, como esa seminconsciencia producida por la fiebre… nadie ha podido nunca certificarme fiebre”. Sin embargo, los informes dicen que unido al dolor de cabeza tiene fiebre intermitentemente desde la infancia, y él mismo dice tener fiebre al menos en media docena de cartas desde 1868. De hecho, desde 1860 a 1889 Nietzsche tuvo una decena de médicos que le dieron tratamientos para sus continuas enfermedades, especialmente “fisiólogos” del sistema nervioso (psicología fisiológica) y hasta psiquiatras, entre ellos, Zimmermann, Wiel, Schrön, Eiser, Jonquiéres, Dormann, Krüger, Massini y Marter, quienes buscaban remediar su mal.
       Los mismos textos de Nietzsche dicen por sí mismos que nacen de una mente enferma y él mismo se presenta diciendo: “Soy un hombre a medias entre loco y cadaver”. Después de todo, el “ateísmo” de Nietzsche no está basado en evidencias o argumentos racionales sino en el resentimiento de haber perdido a su padre en su infancia, sus constantes enfermedades y la terrible soledad que experimentó durante toda su vida. Algunos de sus fans ateos insisten en negar que su ídolito de paja se haya arrepentido de su anticristianismo en sus últimos días. Si ese fue el caso entonces Nietzsche no tuvo final feliz pues el pobre racista y misógino terminó loco e internado en un manicomio donde su madre y hermana lo cuidaron. Allí murió por lo que cuaquiera pensaría que desde ese mismo momento era Dios el que ahora podía decir que Nietzsche ha muerto y para colmo enterrado en una iglesia. Hasta se dice que las últimas palabras de Nietzsche antes de morir y pronunciadas en un marco de silencio fueron: “Mamá, soy un idiota”.
        Hay diferentes teorías con respecto a la causa de la locura de Nietzsche, pero según el popular filósofo británico, Alain De Botton, Nietzsche tuvo un colapso mental cuando vio un caballo siendo maltratado. Nietzsche se enloqueció cuando vio que el caballo era latigado en las calles de Turin, Italia. Fue tan grave su colapso mental que lo tuvieron que ingresar en un manicomio por el resto de su vida. Según se reportó, Nietzsche corrió y abrazó el caballo para protegerlo antes de que él cayera al suelo. La película de Bela Tarr llamado “The Turin Horse” fue inspirado en esa dramática escena de Nietzsche. Después de ese incidente, fue evidente su extraña conducta para Davide Fino, dueño del hotel donde se hospedó. En diciembre de 1888, solía hablar solo, cantar y bailar desnudo en su habitación. En sus cartas de octubre de 1888 a enero de 1889 se manifestó un claro delirio megalomaníaco, firmó sus misivas como «Fénix», «Anticristo» y «Dionisio» y envió cartas irreverentes al Kaiser y a Bismarck. Se llamó a sí mismo «el redentor de todos los milenios». También empezó a creerse que era Jesús, Napoleón, Buda y otras figuras históricas.
       A los pocos días fue trasladado a un manicomio en Basilea. El examen neurológico de ingreso a este asilo lo mostró grandilocuente, desorientado, con anisocoria con la pupila derecha mayor que la izquierda pero reactivas a la luz. Presentaba conductas extrañas como mantenerse aplaudiendo un lapso largo, hiperoralidad con un apetito muy voraz. En su etapa en Jena presentó ataques de ira, golpeando a algunos compañeros de asilo, confundió a su cuidador con Bismarck y presentó severos desajustes conductuales tales como beberse su propia orina, ensuciar su cuerpo con heces y coprofagia.
         Orth y Trimble revisaron en el año 2006 los expedientes médicos de Nietzsche y plantearon una demencia frontotemporal. Este diagnóstico se sostiene cuando el paciente presenta un cambio de personalidad o de conducta, con alteraciones del comportamiento (apatía o desinhibición) o del lenguaje (disnomia, laconismo), aun cuando no exista compromiso importante de la memoria. Al final, su propia familia tuvo que internarlo en una clínica psiquiátrica en Basilea donde murió 11 años después a la edad de 56 años. Si algo que aprendemos de este pobre perdedor es que la rebeldía contra Dios conduce a una vida miserable. Mientras uno más indaga sobre la vida privada de este filomaniaco uno solo puede preguntarse ¿cómo es que tantos fanáticos ateos militantes pueden idolotrar a un tipo como este? Pero luego nos acordamos de las palabras de Sherlock Holmes, “Un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira”.
         De hecho, a pesar de que algunos colegios obligan a sus estudiantes a leer su literatura, la realidad es que hasta los pésimos escritos de Paulo Coelho tienen más popularidad que las de Nietzsche. De hecho, según estudios de infografía, las obras de Nietzsche no aparecen ni en los 10 libros más impresos y vendidos del mundo. ¿Por qué? Porque los que realmente han leído los libros de Nietzsche saben que no hay nada “grandioso” en ellos. Al contrario, además de ser aburridos, están llenos de racismo, prejuicios, misoginia, irracionalismo y discriminación. De hecho, los escritos de Nietzsche no se diferencian mucho del Mein Kampf (Mi lucha) de Adolf Hitler. Los libros de Nietzsche simplemente son sobrevalorados por su contenido anticristiano y solo reflejan la vida miserable de su pobre autor que al final terminó loco, en un manicomio y enterrado en la iglesia de su propio pueblo.
         Al igual que los posmodernos, mileniales y llamados copitos de nieve, muchos nietzscheanos que sobrevaloran a este loquito no toleran ninguna crítica que se les haga a su ídolo. Se enojan y tratan de defenderlo diciendo que estamos cometiendo un ad hominem al sacar a la luz sus trapos sucios (ellos prefieren dejarlos bajo la alfombra). Sin embargo, estos desconocen que en lógica decir estas cosas negativas no son ad hominems si son ciertas y que las ideas tienen consecuencias. De hecho, hasta el mismo Nietzsche dijo que era necesario saber de su vida personal para entender mejor sus libros por ende solo hacemos lo que su propio ídolo recomendó.  Pero al hacer esto nunca faltará el atheus de mente cerrada y sin argumentos que use la vieja confiable de “DE ZEGURO NO AZ LEIDO A NIZHE, DE ZEGURO LO MALINTERPRETAZTE, DE ZEGURO LO LEIZTE MAL, DE ZEGURO NO TE GUZTA PORKE EREZ KRIZTIANITO.”
           En fin, “Nietzsche vio el amor como uno de los “más grandes peligros” y la moralidad como una de las peores debilidades de la humanidad. Murió loco, en un manicomio y de sífilis. Filmaba sus últimas cartas con las palabras, “El Crucificado”. Fue adorado por los Nazis como su filósofo semi-oficial. Sin embargo, es admirado como un “profundo” y “sabio” filósofo por muchas mentes de nuestra época.” (Peter Kreeft, escritor, apologista, profesor, teólogo y considerado por algunos como el mejor filósofo católico actual de Estados Unidos).

“Si el Dios infinito y personal no existe, la locura es la única respuesta filosófica posible” – Francis Schaeffer, teólogo, filósofo y pastor evangélico americano

6 thoughts on “La Vida Loca de Nietzsche”
  1. Oye bro ,lo digo con el dolor de mi alma,se supo de ravi zacharias fue acusado de abuso sexual . Realmente es triste saber qur uno de los mejores apologistas del mundo haya cometido una abominacion como lo es el abuso sexual bro 🙁

        1. Al parecer la noticia sobre Ravi es cierta sin embargo es importante recordar tres cosas, el primero que las malas acciones de Zacharias no vuleven falsos sus argumentos apologéticos. Segundo, todos somos pecadores y que hasta los más grandes pueden caer en inmorales tal como ocurrió con el rey David, el sabio Salomon y poderoso Sanson. Por ultimo no olvidarnos de las victimas, saludos

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