¿Puede un cristiano envolverse en la política?

“El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres” – Platón

          La respuesta es sí, pues como dice el apologista cristiano, escritor y orador público, Frank Turek, “Si no te importa la política entonces no te importa el evangelio de Cristo ya que la política afecta nuestras vidas (incluyendo la religión)”. Esto se ve reflejado en muchos pastores cristianos y líderes religiosos que dicen que no se debe de hablar de política pero cuando el gobierno secular los amenaza con multas, arrestos o con cerrar sus iglesias si siguen cantando, predicando o reuniendose entonces enseguida cambian de opinión y ahí sí empiezan hablar de la política y la Constitución. Otros son tan cobardes que obedecen sin cuestionamientos por miedo a la persecución. Por eso es importante votar y levantar nuestra voz en contra de los pecados que comete el gobierno tirano como hizo Juan el Bautista con Herodes. Sin olvidar que los fariseos, escribas y saduceos no solo eran líderes religiosos sino también líderes políticos que Jesús condenó y que Jesús mismo fue considerado como un enemigo del estado (Mateo 23:23). Al final, no solo los judios sino también el gobierno romano asesinaron a Cristo en la cruz de Calvario. Por eso es importante nuestra participación en la política ya que Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando domina el impío, el pueblo gime.” (Proverbios 29:2).

          Aquellos pastores que muestran una actitud indiferente, pasiva, apática a la política o que no les importa si “los justos o el impio dominan” me hacen recordar el cuervo de la novela de George Orwell llamada “Rebelión en la granja” el cual sólo ofrecía una esperanza celestial pero no hacía nada con respecto a la opresión que estaban sufriendo los demás bajo sus dictadores comunistas. En otras palabras, ignorar el problema no resuelve el problema y el cristiano que decide callar ante la injusticia que hay en su alrededor olvida que “Para que el mal triunfe, solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada” (Edmund Burke). Olvidan que la separación de iglesia y estado no significa que la Iglesia no puede dar una opinión pública sobre asuntos políticos sino a que el estado no debe tener una religión oficial (como sucede en paises islámicos) y que debe respetar la libertad de credo de cada quien. Esta derecho de la Constitución fue fundada por cristianos Bautistas como Roger Williams y defendida por anabaptistas con sangre y lágrimas a través de los siglos. Por tanto, no dejemos que el estado laico nos arrebate este tan apreciado legado que nuestros antepasados Bautistas nos dejaron con tanto sacrificio.

       Entendemos que Cristo es el mensaje principal de la Iglesia pero caer en el falso dilema de que solo hay que hablar del evangelio y no de política es ignorar la advertencia del gran predicador Charles Spurgeon que dijo: “Solo los tontos creen que política y religión no deben ser discutidos. Por esa razón los ladrones permanecen en el poder y los falsos profetas continúan predicando”. Obviamente sabemos que al final Cristo reinará y que su victoria es segura. Así que, la pregunta no es quién va ganar sino si vamos a luchar contra el humanismo y el progresismo que quiere imponer el hombre con su propio reino. ¿Haremos nuestra parte para el lado correcto o simplemente no haremos nada? Como excusa algunos dicen, “No se preocupen, pues pase lo que pase como quiera Dios está en control” pero ¿quién está en control de su iglesia? ¿Dios o el estado laico? ¿Cristo o el Cesar? ¡Claro que Dios está en control! Pero Dios también puede usar a los suyos para ser la luz y la sal de esta tierra así como hizo con muchos héroes cristianos en la historia como Roger Williams, Abraham Lincoln, Jorge Washington, William Wilberforce, Dietrich Bonhoeffer, Sophie Scholl, Richard Wurmbrand y muchos otros.

           Muchos grandes teólogos y filósofos cristianos tales como Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Kierkegaard, William Booth, John Locke, Sir Isaac Newton, Johann W. Goethe, Joseph de Maistre y otros también creían que era necesario la cosmovisión cristiana en la política. De hecho, si no fuera por el cristianismo la civilización occidental no hubiese sido posible pues como decía el primer presidente de Estados Unidos, Jorge Washington, “No se puede gobernar correctamente sin Dios y la Biblia”. Hasta ateos y agnósticos como Jurgen Habermas y Richard Dawkins admiten que poner fin a la religión es una mala idea y que el cristianismo es la mejor protección contra el Islam. Por tanto, la política también debería ser un tema importante para el cristiano porque solo de esa manera podemos ejercer correctamente este derecho como ciudadano americano, así como el apóstol Pablo también puso en práctica sus derechos cuando era ciudadano romano (Vea Hechos 16:37-39; 21:39; 22:25-29 y 25:10-11).

          Así como no debemos separar la apologética del evangelio tampoco deberíamos separar nuestra política de Cristo pues la idea es usar este derecho para promover la paz, la vida piadosa y el Evangelio para un mundo mejor (1 Timoteo 2:1-3). Por eso a la hora de votar y levantar nuestra voz lo primero que siempre debemos hacer es dar gracias a Dios de que todavía podemos influenciar libremente en nuestro gobierno ya que históricamente siempre hemos sido perseguidos por dictadores, emperadores y reyes a quienes les hubiese gustado quitarnos esta gran bendición de Dios (Santiago 1:17). Dicho esto, ¿por que importa hacer esta diferencia?

  1. Muchos políticos corruptos quieren restringir los derechos parentales, religiosos, y de conciencia por lo que deberíamos votar por un líder que esté dispuesto a proteger nuestra libertad de culto, libertad de expresión y vida piadosa (1 Timoteo 2:1-3).

2. Muchos políticos progresistas buscan destruir la familia tradicional y la civilización occidental, promover el aborto hasta el nacimiento, la ideología anticientífica de género, el socialismo, el marxismo cultural, el “cambio de sexo” en niños, el feminismo y ambientalismo radical, la legalización de la prostitución, las drogas como la marihuana y normalizar la pedofilia. Todo esto deja claro que solo velan por sus propios intereses y no las del pueblo. Por tanto, debemos votar por un líder que este dispuesto a proteger el inocente, castigar el mal y que promueva la justicia y no la maldad (Vea 1 Pedro 2:14 y Romanos 13)

         En fin, nuestra meta no es solo ir al Cielo o tener una relación personal con Jesús pues esas no son las únicas buenas noticias del reino de Dios sino de “id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. (Mateo 28:19,20). Pero si todavía cree que el cristianismo y la política no se mezclan entonces no se queje cuando gente anticristiana y malvada lo gobiernen, saludos.

“Nunca discuto de nada, excepto política y religión. No hay nada más que discutir.” – G.K. Chesterton

One thought on “¿La religión y la política no se mezclan?”
  1. Soy creyente pero bajo esa lógica tendríamos que combinar religiones tan bizarras como el islam con la política

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