¿Creen los cristianos en serpientes y asnos que hablan?

La respuesta obvia es “NO”.  Números 22 es el único lugar donde la Biblia muestra un asno hablando y según el pasaje fue Dios el que le abrió la boca para que lo hiciera. No el mismo animal. Después de todo, si Dios creó la vida misma y el universo entero y está en control de todo (incluyendo de los mismos animales) entonces el hacer que un animal hable debe ser un juego de niños para el Creador. Mientras que no fue la serpiente en Génesis 3 la que habló sino Satanás a través de esa serpiente (Vea Apocalipsis 12:9).

De hecho, la Biblia registra que una legión de demonios puede entrar en unos cerdos (Marcos 5 y Mateo 8) por tanto ¿por qué no en una serpiente si después de todo Satanás es un espíritu y no un ser físico? Es por eso que se le llama la serpiente antigua en Apocalipsis. En otras palabras, si seres sobrenaturales como Dios y Satanás existen, entonces no es ilógico pensar que cosas sobrenaturales como animales que hablen y personas que resucitan pueden ocurrir.

Es obvio que para una persona que no cree en seres sobrenaturales como Dios y Satanás la idea de que un asno o una serpiente pueda hablar le parezca absurdo. Sin embargo, asumir que eventos sobrenaturales no ocurren o que Dios no existe y que por ende los milagros bíblicos son imposibles es un razonamiento circular. Por tanto y dejando a un lado las presuposiciones naturalistas en las lecturas bíblicas, el dilema no está si una serpiente o un asno puede hablar sino en la pregunta de que si un Dios sobrenatural existe. 

Esa es la pregunta que el ateo debe contestar, en vez de utilizar serpientes o asnos que hablan como excusa para no creer en Dios y aceptar la Biblia. De hecho, el que Dios o Satanás hagan una serpiente o un asno hablar es menos milagroso a la abiogénesis, que todo vino de la nada o la información del ADN por el azar. Sin olvidar que muchos ateos critican la Biblia por una serpiente o un asno habló mas sin embargo ellos mismos creen que son simios que hablan. Oh la ironía.

“Los seres humanos no es que sean como los grandes simios, sino que son grandes simios. Somos simios africanos, parientes muy cercanos de gorilas y chimpancés.” – Richard Dawkins, biólogo evolutivo y escritor agnóstico, en su libro, “El Capellán del Diablo”

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