“¿Mató Calvino a Servet? La respuesta es Sí”

                 De hecho, el pastor reformado y gran traductor de la Biblia del Oso (conocido ahora como la Antigua Biblia Reina Valera y la más usada por los cristianos hispanos), Casiodoro de Reina, admitió que su fascinación por el calvinismo se volvió de pronto una decepción por las acciones violentas de Juan Calvino y de sus seguidores por haber rostizado al español, el aragonés Miguel Servet hasta las cenizas en la hoguera y por perseguir brutalmente a los anabaptistas. Según el mismo Casiodoro no podía contener sus lágrimas ante aquellos pensamientos y recuerdos pues la muerte de su compatriota “golpeaba sus entrañas” y porque “Al mismo tiempo, calvinistas y luteranos se unían para denostar, y en ocasiones perseguir, a los anabaptistas.” (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 30, 84-85). 

              De hecho, hubo la respuesta inmediata a esas muertes fueron los libros de Sebastián de Castellio “De haereticis an sint persequendi” y “Contra libellum Calvini”, que corrió manuscrito de mano en mano en los meses siguientes de 1554. En estos textos de Castellio defendía con argumentos bíblicos, morales y filosóficos la libertad de conciencia y acusaba al pastor francés, Juan Calvino, de ser como un inquisidor católico que combatió a Servet con las armas en vez de la pluma. La vida en Ginebra tampoco fue fácil para Casiodoro pues no encajaban en el rígido sistema ginebrino porque las autoridades allí “veían a españoles e italianos con recelo porque de entre ellos habían surgido los antitrinitarios más señalados, como el español Miguel Servet, o los italianos Gribaldi o Sozzino. Estos recelos se sustentaban también en prejuicios previos, como la sospecha de raíces judías de la mayoría de los españoles. Esa identidad de origen, creían, les haría proclives a la negación de la Trinidad.” (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 90).

             Así que, tanto Casiodoro y otros españoles e italianos que se sentían incómodos en la Ginebra calvinista se trasladaron a Londres con la ilusión de fundar iglesias y comunidades. Algunos calvinistas niegan estas verdades de que Juan Calvino mató a Miguel de Servet. Sin embargo, la realidad es que Calvino no solo mandó a matarlo (como admite el pastor y traductor reformado Casiodoro de Reina) sino que hasta planeó su muerte. Aca las evidencias históricas de este hecho, que se encuentra en la misma carta de Calvino que le envió a su amigo William Farel el 13 de febrero de 1546 diciendo: "Servet me escribió recientemente con una presumida arrogancia, e incluyó a su carta un largo volumen de sus delirantes fantasías, que a mi parecer son algo desconcertantes e insólitas. Él se encargaría de venir aquí, si yo estuviese de acuerdo. Pero yo no estoy dispuesto a dar mi palabra para su seguridad, porque si él viniese, de ninguna manera le permitiré partir vivo, de tal modo que emplearé toda mi autoridad para este provecho." 

                Por tanto, Calvino no solo asesinó a Servet sino que hasta planeó su muerte en Ginebra tal como se lee en su carta a Farel. Por cierto, pocos saben que Miguel de Servet (1511-1553) fue un médico aragonés y pionero en el estudio de la anatomía. Descubrió que la circulación de la sangre tenía lugar en los pulmones. El corazón era el órgano que impulsaba la sangre para que pudiese oxigenarlo sin embargo, la época en la que nació y vivió no fue la mejor. Pero lamentablemente, los protestantes reformados se portaban como inquisidores católicos persiguiendo a todo aquel que rechazara o cuestionara el cuerpo gobernante en Ginebra al igual que en otros países donde dominaban. Pero esta historia nunca te lo contará un pastor reformado (calvinista) como Will Graham o Joshua Enior Jiménez quienes solo buscan proselitar evangélicos para su congregación, saludos.

One thought on ““¿Mató Calvino a Servet? La respuesta es Sí””
  1. No estoy de acuerdo con planear la muerte de una persona, mucho menos por temas religiosos o doctrinales. Pero Miguel Servet creía en doctrinas heréticas que lo marginaba a ser un no cristiano de sana doctrina. Tal vez por eso él es uno de los favoritos que cita la Torre Del Vigía en sus artículos.

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