El martirio de Román de Antioquía

El teólogo, escritor, historiador eclesiástico y uno de los padres de la iglesia, Eusebio de Cesarea, cuenta el martirio de Román, en su relato sobre los mártires de Palestina, ya que, si bien sufrió el martirio en Antioquía, era originario de Palestina. Poseemos además un panegírico escrito por San Juan Crisóstomo y un poema de Aurelio Prudencio sobre el mártir. Román de Antioquía de Siria fue un diácono en una iglesia de Cesarea y mártir cristiano, que cuando vio, en la persecución bajo el emperador Diocleciano, que los cristianos obedecían sus decretos y se acercaban a las estatuas de los ídolos, les exhortó en público a la Resistencia y a mantenerse firmes en la fe. Inmediatamente fue tomado preso, azotado y condenado a morir en la hoguera de la que se salvó porque una fuerte lluvia apagó las llamas.

Entonces el emperador, que se hallaba en la ciudad, ordenó que se arrancase de raíz la lengua al mártir para que no siguiese exhortando a convertir a los paganos. La orden fue ejecutada, pero Román prosiguió, milagrosamente hablando sin la lengua a los presentes a amar y adorar al único y verdadero Dios. El emperador le envió de nuevo a la prisión, donde los verdugos le descoyuntaron las piernas en el potro y le colgaron de una viga del techo. Román soportó la tortura largo tiempo y murió estrangulado en la prisión en 303 d. C.

         En fin, el martir me recuerda las palabras del personaje ficticio de la canción de hielo y fuego de George R. R. Martin, Tyrion Lannister, “Cuando le arrancas la lengua a un hombre no estás demostrando que sea un mentiroso, simplemente le estás diciendo al mundo que te da miedo lo que pueda decir.”