¿Cristianos apoyando los vandalismos en USA?

Hay gente que le gusta ver el mundo arder y algunos creyentes no son la excepción. En estos últimos días hemos sido testigos de mucha violencia, saqueos y quemas de edificios (incluyendo una iglesia histórica cerca de la Casa Blanca) como resultado del asesinato del afroamericano George Floyd en manos de la brutalidad policial. Hasta algunos cristianos han tratado de justificar el caos que está ocurriendo en las ciudades de EEUU citando el pasaje que describe a Jesús expulsando indignado a los mercaderes del Templo con un látigo, arrojando las monedas al suelo y volcando las mesas en Juan 2:13-35 y los demás evangelios.

Entendemos la frustración que muchos sienten por la muerte del afroamericano, apoyamos toda protesta o marcha pacífica y esperamos que los oficiales que lo mataron reciban todo el peso de la justicia. Sin embargo, los vandalismos y asesinatos de algunos de los manifestantes no justifican, ni honran la memoria de George Floyd y sus mismos familiares han pedido que ya paren los disturbios las cuales no resuelve nada ni ayudan a nadie.
Desde la perspectiva cristiana nuestra respuesta es que la comparación entre Jesús y estos amotinados es inválida ya que Cristo no asesinó a nadie ni destruyó el Templo. Otra diferencia es que los mercaderes eran culpables de violar el propósito del Templo mientras que los negocios y las tiendas de los dueños inocentes fueron destruidos por los alborotadores (algunos de los cuales pertenecían al grupo terrorista de Antifa).

Además, Jesús llama al templo “La Casa de mi Padre” porque al ser Hijo de Dios tiene autoridad sobre el Templo. El Templo no fue hecho para la mercadería y como cristianos sabemos que Jesús tenía derecho de sacarlos. Jesús también estuvo en contra de este tipo de violencia como cuando reprendió a Pedro por sacar una espada para atacar a los guardias que iban a arrestarlo. Por eso Jesús dijo, “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.” (Juan 18:36).

Alrededor de los Evangelios podemos ver a Jesús diciéndole a sus discípulos a dar la otra mejilla, bendecir a los que nos maldicen, orar por lo que nos calumnian, haced bien a los que nos aborrecen y amar a nuestros enemigos (Mateo 5:44-48). Sin olvidar la regla de oro de no hacer lo que no te gusta que te hagan. Por tanto, destruir el negocio de alguien que ha trabajado duro en construirlo no es obviamente amar a tu prójimo como a ti mismo. De hecho, aun si Jesús hubiera destruido el Templo como han hecho estos delincuentes, los primeros cristianos nunca interpretaron sus acciones como una excusa para salir a cometer robos, asesinatos y daños a la propiedad ajena lo cual son condenados claramente en los 10 Mandamientos (Vea Éxodo 20:1-17).

Al contrario, siguieron sus enseñanzas de ser pacificadores y de no pagar a nadie mal por mal (Romanos 12:17-21). Solo después del cuarto o quinto siglo es que vemos algunos cristianos respondiendo de esta manera equivocada y lo cual ya es otra conversación. En fin, la Biblia condena claramente las manifestaciones violentas que estamos viendo en las noticias y las redes sociales. Si queremos protestar le recomendamos seguir el ejemplo del pastor bautista y activista, Martin Luther King Jr, que desarrolló una labor crucial en Estados Unidos al frente del movimiento por los derechos civiles para los afroestadounidenses diciendo que una protesta debe ser “consistente y pacífica”, saludos