El Código Da Vinci ¿Hecho o Ficción?

“El Código Da Vinci” de un tal Dan Brown es la más reciente herejía disfrazada de “novela”. En su mundo ficticio, Brown da riendas sueltas a su obra en la cual el personaje de la novela alega que Jesús fue el “primer feminista de la historia”, y que su intención fue que “su esposa Maria Magdalena, dirigiera la Iglesia después de su muerte”, pero que “Pedro se opuso”. Así que, según el autor, Pedro, contando con la cooperación de su banda de machistas (los demás apóstoles), le empacaron las maletitas a Maria y la enviaron a… ¡Francia con el “hijo de Jesús” y así llegó a Europa El Santo Grial!  La hipótesis es que la historia del Santo Grial en realidad señala al linaje de sangre de Jesús y María Magdalena.

La novela trata de convencer al lector de que la iglesia Católica ha creado una “gran mentira” (la Deidad de Jesucristo) y a entender por medio de una serie de códigos secretos la conspiración en que se trata de probar que Jesús no era Dios. Como si fuera poco también cuestiona el origen y el contenido de la Biblia. Los intentos por desacreditar la historia cristiana y demostrar que es un fraude, sin base en los hechos o la razón, no son nuevos.

De hecho, los maniáticos reclamos de Brown en El Código Da Vinci no son originales pues Michael Baigent, Henry Lincoln, y Richard Leigh escribieron un libro titulado Holy Blood, Holy Grial  [Sangre Sagrada, Santo Grial] publicado en 1982, en el que hacían los mismos reclamos de que Brown les robó las ideas a estos señores, y ahora se ha hecho millonario vendiendo una teoría ajena, embellecida en forma de una novela. El periódico El Nuevo Día informó que si Baigent y Leigh tienen éxito en obtener un mandamiento judicial impidiendo el uso de su material, podrían bloquear el estreno, el 19 de mayo, del filme basado en la novela. La película tiene como protagonistas a los actores Tom Hanks y Ian McKellan. Sin embargo, el estudio Sony Pictures dijo que proyecta estrenar el filme en la fecha estipulada. (El Nuevo Día; 1 de marzo de 2006).

Algunos creyentes se han preguntado por qué debería realizarse un estudio profundo a una novela. Dicen: ¡Después de todo, solo es una obra de ficción!”. El Código de Da Vinci de Dan Brown ha vendido más de 40 millones de ejemplares desde su publicación en el 2003, convirtiéndose en uno de los mayores éxitos editoriales de todos los tiempos. Cuando una novela como esta ocupa el primer lugar en la lista de éxitos de librería de la revista New York Times y aparece en la portada de la revista Newsweek (diciembre de 2003), es porque está afectando la imaginación popular y requiere atención. Lo que nos preocupa es que muchos de los que leen este libro blasfemo creen que lo que dice está basado en evidencias sólidas debido a que en la última frase de la página confirma: “Todas las descripciones de obras de arte, arquitectura, documentos y rituales secretos que aparecen en esta novela son exactas”. Dan mismo se proclamó a sí mismo como un firme creyente en esos postulados.

Es por eso que el libro ha cautivado la imaginación de millones de lectores quienes terminan confundidos en sus creencias y llegan hasta perder la fe. La razón de este estudio es porque estamos llamados a ser apologistas (defensor) del Evangelio de Jesucristo y a “contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judaz 3; 1 Pedro 3:15). Conocer la diferencia entre ficción y realidad es importante. Principalmente cuando los temas que trata son territorios desconocidos para la mayoría de los lectores de la novela.

¿Quién es María Magdalena en el Nuevo Testamento?

Maria Magdalena no se presenta en conexión con ningún hombre sino que simplemente se distingue por la referencia a su lugar de origen o residencia, Magdala (Lucas 8:2). Así que María Magdalena era María de Magdala. Ella fue una discípula fiel de Jesús que le apoyó y acompañó en su ministerio itinerante, entre el grupo de otras mujeres. Nunca estuvo relacionada con El de ninguna otra manera. Aunque había otras mujeres en el grupo que estaban vinculadas con hombres que eran sus parientes, María no lo estuvo. Ella fue testigo presencial de la crucifixión, la sepultura y la resurrección. Eso fue todo.

El relato más dramático es la aparición de Jesús a María en Juan 20.11-18. Es el único lugar en el Nuevo Testamento donde Jesús y María Magdalena estuvieron juntos a solas. Ella se aferró con tal fuerza a El que Jesús tuvo que decirle que lo soltara. Tal acto era inusual en la cultura judía y habría sido mal visto en circunstancias normales porque las muestras públicas de afecto entre personas sin lazos familiares carecían de aprobación cultural, excepto en el caso de un saludo fraternal como el ósculo santo (Romanos 16.16). La emoción del momento hizo que María tomara a Jesús, motivada por la sorpresa y la alegría. La escena no fue sexual en absoluto, como algunos han sugerido. Ella simplemente reaccionó de manera espon­tánea para celebrar la nueva y sorprendente existencia de Jesús con un abrazo.

¿Estuvo Jesús casado?

No hay ninguna evidencia en las Escrituras las cuales son las fuentes más confiables que tenemos para conocer la vida de Cristo de que El y Maria Magdalena hayan estado casados y mucho menos de que hayan tenido un hijo. Por ejemplo nosotros sabemos que Pedro estuvo casado porque la Biblia habla de su suegra. Mas sin embargo el Nuevo Testamento habla con más detalles sobre la vida de Jesús pero no dice nada de que estuvo casado. En la Biblia cuando Jesucristo estaba en su ministerio, no hubo mención de una esposa. Cuando fue juzgado y crucificado no se menciona ninguna esposa. Después de su muerte y resurrección tampoco se mencionó una esposa. Lo único que encontramos es que la Biblia menciona la madre de Jesús, sus hermanos y sus hermanas se mencionan más de una vez. Pero nunca se menciona una esposa como tampoco hay alguna indicación de que haya quedado viudo.

Otra clave que nos deja saber que Jesús y María no estuvieron casados es que cuando la Biblia habla de las mujeres que seguían a Jesucristo siempre se les identificaban (si estaban casadas) con sus maridos. Sin embargo ninguna lista que incluya a Maria Magdalena no se le conecta con un hombre indicándonos que no tenía un hombre en su vida como tampoco se le asoció a Jesucristo con una mujer para decir que Jesús fue casado (Mateo 27.55-56; Marcos 15.40-41; Lucas 8.1-3; Juan 19.25).

Sin embargo la novela apela a que como Jesús fue un maestro y se desempeñó como un rabino, Él habría seguido la costumbre judía de casarse. Hay dos factores que hacen que este argumento sea débil. Primero, Jesús no fue un rabino en sentido técnico y nunca se presentó como uno. Los apóstoles le llamaron «rabí» en Mateo y Marcos porque Él era su maestro, no porque tuviera un papel oficial judío. De hecho, cuando Lucas describió el papel de Jesús, usó el término maestro en lugar de rabino. Los judíos le preguntaron a Jesús con qué autoridad hacía ciertas cosas porque Él no ocupaba ninguna posición oficial dentro del judaísmo que le hubiera permitido actuar como lo hizo dentro del templo (Marcos 11.28). Jesús no fue un rabino ni actuó siempre como tal. En opinión de los líderes judíos, Jesús no tenía ningún papel oficial y reconocido dentro del judaísmo.

El otro factor es que aunque era cierto que para los judíos era un orgullo que los hombres estuvieran casados y tuvieran hijos (Génesis 1:26-28) siempre habían sus excepciones a la norma. Algunos judíos no veían el matrimonio como una obligación y por lo tanto no todo judío tenía que casarse. Puede ser que en el Antiguo Testamento el profeta Samuel era soltero al igual que Oseas (hasta que Dios le ordenó casarse con una ramera). Sin duda, Juan el Bautista y el mismo apóstol Pablo quien exhibió una actitud similar en 1 Corintios 7 cuando aconsejó a los creyentes no casarse debido a la naturaleza de la época. No obstante, si una persona se casaba, él dijo que no era pecado. Así que sí había judíos que optaban por quedarse solteros entonces la soltería de Jesús no era impropia en el judaísmo. Mateo 19:10-12 muestra que Jesús apoyó el estilo de vida de soltero para algunos de sus seguidores, un ejemplo que parecería incluirlo a Él.

El texto más importante para este tema tal vez sea 1 Corintios 9.4-6. Pablo dijo que los apóstoles, los hermanos del Señor y Cefas (Pedro) tenían derecho a una esposa. En otras palabras, tenían todo el derecho de casarse. Habría sido muy fácil para Pablo añadir que Jesús también estuvo casado si ese fuera el caso. Ese punto hubiera sellado su argumento, pero él no hizo ese señalamiento. Este pasaje de 1 Corintios 9 muestra que la iglesia no sentía vergüenza alguna de revelar que sus líderes eran hombres casados o sugerir que tenían el derecho a serlo. Lo mismo hubiera sido cierto de Jesús si hubiera estado casado. De hecho, si Jesús hubiera estado casado, no hubiera habido mejor lugar para que Pablo lo mencionara que este pasaje. Le hubiera dado el toque final a su argumento para afirmar que él también tenía derecho a una esposa. Pablo no lo mencionó porque Jesús nunca había estado casado.

Jesús hizo muchas cosas que demostraron que además de ser verdadero Dios también era verdadero hombre. El comió, sintió sed, durmió, se cansó, vivió y murió. Su vida diaria era como la de cualquier ser humano. Jesucristo era 100% humano, así que, si Él hubiera estado casado y engendrado hijos, no habría dejado de ser Dios sino que habrían sido un reflejo de su completa humanidad. Si Jesús estuvo casado, no había necesidad descubrir el hecho. Si Jesús hubiese estado casado, todavía podría haber sido y haber hecho todo que fue e hizo.

También hay que recordar que si Jesucristo de verdad hubiese estado casado no habría necesidad de una conspiración para ocultar ese secreto porque eso era un orgullo para los judíos. Una de las razones que también creemos que Jesús era soltero (además de la Biblia y la historiografía del Cristianismo) era para evitar la idolatría de las personas. Si millones de personas adoran imágenes de piedra y madera de la madre de nuestro Salvador ¡imaginase si tuviéramos un descendiente de Jesús aquí presente en carne y hueso! Tendríamos un problema.

Ahora la Biblia sí habla de que Jesucristo tiene una Esposa y que tiene hijos e hijas pero no como lo describe el Código Da Vinci. La Esposa del Cordero es la Iglesia que Jesucristo edificó y la cual Él quiere presentar al Padre como una iglesia gloriosa, sin mancha, ni arruga, ni ninguna cosa semejante (Efesios 5:21-27). Mientras que cada cristiano forma parte del linaje espiritual de Jesucristo y es participante de la naturaleza divina como hijos e hijas de Dios (Isaías 53:10-12; 2 Pedro 1:3,4).

María Magdalena en textos fuera de la Biblia

Ahora bien ¿de dónde saca el Sr. Brown esta información? Él se basa mayormente en el evangelio de María (Magdalena) y el evangelio de Felipe. No en los Evangelios canónicos de la Biblia. Estos evangelios son libros apócrifos (no inspirados) que fueron rechazados por los primeros cristianos porque fueron escritos por una secta llamada los gnósticos por el año 250 d.C. Un pasaje famoso involucra un texto en el que Jesús besa a María (Evangelio de Felipe 63.3264.10). Pero no dice dónde. No dice que fue un beso en los labios. Pudo haber sido en la mejilla, en la frente o en la mano. Además el significado griego para esta palabra “beso” es muy parecido a la que habla las Escrituras cuando habla de un “ósculo santo” lo cual se refiere a un beso de compañerismo fraternal entre creyentes, donde no hay nada sexual (Romanos 16.16). Si el beso de Felipe 63 es similar al beso de 58-59, entonces la referencia más probable es a un beso de compañerismo. Entonces el beso puede ser en la mejilla y no en la boca. También dice que era su “acompañante” pero eso no significa que era su esposa.

Estos textos aun si fueran verdaderos, nunca afirman que Jesús estuvo casado. La razón por la que no hay rastros históricos es que María nunca estuvo casada con Jesús. No existe fuera de la Biblia ningún texto que indique con claridad que Jesús estuvo casado o que María Magdalena fue su esposa. Esto concuerda con lo que se encuentra en el Nuevo Testamento.

La Ultima Cena de Leonardo Da Vinci

En El Código Da Vinci se dice que María aparece como una dirigente en la iglesia en la famosa pintura de Leonardo da Vinci a la mano derecha de Cristo en la última cena. Según Brown, Leonardo estaba al tanto del secreto genealógico y puso una pista en su pintura. Es de este detalle que la novela recibe su título, El Código Da Vinci. Este es un error desde el punto de vista de la historia del arte. Maria Magdalena no es la figura a la derecha de Cristo en La última cena. Desde el tiempo de Da Vinci, este discípulo se entendía que era Juan. La figura se rótulo incluso como “Johannes” en una copia del fresco de Leonardo de principios del siglo dieciséis.

Leonardo pudo haber añadido a Magdalena a su cuadro de La ultima cena, pero no habria quitado a uno de los discípulos. Leonardo femenizó a Juan lo cual era muy común en otros artistas italianos del Renacimiento en esa epoca como Perusino, Botticelli, Verrochio, Miguel Ángel, Bronzino, Cellini y Giambologna. Brown da correctamente el interés en los ideales feminizados de belleza masculina de Leonardo, pero excluye a todos los demás artistas del Renacimiento italiano que exploraron el mismo tema (Botticelli, Giorgione, Tiziano, Tintoretto, Veronese), a menudo para santos del Vaticano.

Además, ¿Tiene respaldo histórico tal afirmación? ¿Ocupó María Magdalena un lugar en la Iglesia que estaba por encima de los discípulos? ¿Qué nos dicen en realidad sobre el liderazgo de las mujeres en la iglesia primitiva? A través de la Biblia podemos ver que en el grupo de Jesús había mujeres que viajaban públicamente con Jesús como sus discípulas y que fueron los primeros testigos de Su resurrección lo que muestra que Jesús nunca hizo acepción de personas. Sin embargo el papel de la mujer en la iglesia tenía sus limitaciones. Por ejemplo Jesucristo escogió doce apóstoles y entre ellos no hubo ninguna mujer. Esta limitación también se encuentra en Hechos 1:15-26, donde Judas, que ya había muerto, fue reemplazado por Matías.

Las calificaciones para el cargo de apóstol fueron que esa persona (1) fuera un varón, (2) que hubiera estado con Jesús desde el principio, y (3) que hubiera sido testigo de la resurrección. Otros textos en 1 Corintios y las epístolas pastorales (1 Corintios 11:2-16; 14:33-36; 1 Timoteo 2:11-15) asignan otras limitaciones a las mujeres en cuanto a enseñar y hablar en un culto y que el papel de anciano (pastor) estaba limitado a los varones. Así que aunque Maria Magdalena es un buen ejemplo de un creyente, debido a que fue una fiel seguidora y una valiente testigo de la resurrección de Jesucristo, las Escrituras NO enseñan que ella haya sido tratada como una diosa o en un pedestal por encima de los apóstoles de Jesucristo como quiere pretender el libro de El Código Da Vinci.

¿Qué es lo que enseñan estos documentos que no fueron aceptados en el canon de las Escrituras?

La palabra gnosis significa conocimiento. Estas personas creían que algunos cristianos recibían acceso a misterios o revelaciones especiales que otros cristianos no poseían. Pensaban que el medio de obtener la salvación era adquiriendo este conocimiento. El tema principal era el interior del hombre, no Dios. El problema espiritual del hombre era la ignorancia, no el pecado. Decían que Dios encendía una luz dentro del hombre la cual era el conocimiento y que ese conocimiento era la clave para su liberación. En cambio, Jesús le declaró a Juan: “Yo soy la luz del mundo” y “todo aquel que no viene a mi anda en tinieblas”. La salvación no se encuentra en nosotros sino en Jesucristo quien dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14:6).

Ellos creían que el cuerpo era malo y en un mundo donde las ideas eran puros, mientras que el cuerpo físico era corrupto y que Dios no tiene contacto alguno con lo material. Ellos también creían que la creación fue hecha por diferentes seres tanto buenos como malos. Los malos crearon el mundo visible y este cuerpo carnal y por eso ellos creían que el cuerpo era malo. Esto también es distinto al verdadero cristianismo porque sabemos que Dios se hizo carne y entrando en nuestro sufrimiento hasta el punto de tomar sobre sus hombros todo en nuestro lugar. Así que ahí vemos que la diferencia es grande (1 Timoteo 3:16).

El gnosticismo rechazaba el cuerpo diciendo era tan malo y lo veía como una prisión para el alma. En cambio, el cristianismo insistía en que Dios infunde vida a toda la creación y que hasta el cuerpo humano puede ser un vaso de santidad, un “templo del Espíritu Santo”.  Ellos también creían que había dos seres: el Jesús celestial y el sustituto humano Jesús. El sustituto fue un simple humano que solamente representó a Jesús, fue crucificado. El Jesús celestial no sufrió en la cruz porque para ellos el Salvador del cielo era muy puro y trascendente para sufrir en la cruz. Esto pues claro es diferente a la doctrina cristiana porque nosotros sí creemos que Jesús fue uno y el mismo que padeció la muerte (Juan 1:1-18; Romanos 3:21-26). Hay uno solo, un solo Jesucristo, y no hay un Jesús celestial y otro que toma su lugar para sufrir. Solo hay uno que es el Mesías, el Hijo de Dios: encarnado, crucificado y resucitado (Tito 2:11-14).

Presentaban a Dios como Padre, Madre e Hijo. Este reconocimiento del femenino divino distingue al gnosticismo de las presentaciones de Dios tanto en el judaísmo como el cristianismo. Esto no es diferente a lo que nosotros creemos porque sabemos que Dios es un espíritu y que un espíritu no tiene carne y huesos por lo tanto Dios no es ni hombre, ni mujer.  El gnosticismo rechazaba las Escrituras hebrea y presentaba al Dios de los judíos como un espíritu malvado. En cambio, el cristianismo sostiene que el Dios del Antiguo Testamento es el mismo Dios del Nuevo Testamento.

El gnosticismo era elitista; el cristianismo era igualitivo y no daba preferencia a nadie porque “ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer”. El gnosticismo, con su completa ciencia ficción, murió bajo su propio peso. Es por eso que los cristianos rechazaron el gnosticismo y estos evangelios secretos porque tenían una teología distinta a la de los libros bíblicos. Se opusieron a los libros gnósticos porque sabían que era herejía. Lo que hicieron los cristianos del segundo y tercer siglo al reconocer los cuatro evangelios del Nuevo Testamento y descartar los demás fue desechar nada menos que la basura del siglo segundo. No ha dejado de ser basura.

Constantino y el Concilio de Nicea

En el libro El Código Da Vinci afirma que Constantino y el Concilio de Nicea en 325 d.C. se nombran como los culpables de la compilación de la Biblia y el voto a favor de la divinidad de Jesús, cuando “hasta ese momento de la historia, Jesús fue visto por sus seguidores como un profeta normal”. (p.290). Pero la realidad es que la votación realizada en Nicea, más que establecer las creencias de la Iglesia, afirmó y reconoció oficialmente aquello que ya había sido la perspectiva dominante de la iglesia. Los cuatro evangelios destacados en este concilio habían sido establecidos y reconocidos sólidamente en las comunidades cristianas durante más de un siglo antes de Nicea. Los escritos de Pablo datan entre los años 50 y 60 d.C., casi trescientos años antes de Nicea. Nadie sabía quién era Constantino cuando Pablo escribió en Romanos 9:5: “de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amen.”

Además, llamar Señor a Jesucristo era aludir a su deidad porque el título “Señor” era una referencia a Dios (1 Corintios 8:5-6). Pero no solo Pablo. El evangelio de Juan, que probablemente fue escrito en los años noventa del primer siglo también afirma la divinidad de Cristo (Juan 1:1-3,14). Estas creencias ya eran generalizadas en el cristianismo casi tres siglos antes del Concilio de Nicea. Hay que recordar que Cristo fue crucificado por declarar que El era Dios mismo (Juan 8:57-59 con Éxodo 3:13,14) y millones de sus seguidores fueron torturados y asesinados por defender la certidumbre de tal Deidad ¿y el Sr. Brown ahora pretende cambiar la historia y convencernos de que la “verdad” no se supo hasta que imprimió su libro y reveló la “verdad”? Esto es común entre las sectas y falsas religiones. Todos dicen que Dios o el destino ha estado esperando a que Russell, Mahoma, Elena, Smith y ahora el Sr. Brown llegarán para decirnos la “verdad”.

La idea de que Jesús era Dios no resultó de una votación que tuvo lugar trescientos años después del tiempo de Jesús. Recordemos que mucho antes de que Constantino naciera y que los evangelios gnósticos existieran los cuatro evangelios del Nuevo Testamento ya se consideraban antiguos y como la autoridad final de la Iglesia. Sugerir que la creencia en la divinidad de Jesús vino tan tarde, como lo hace la novela de Brown (p.290), solo contribuye al avance de la ficción mediocre y la mala historiografía.

En conclusión, el Libro El Código Da Vinci nos presenta un cuadro muy diferente de Jesús, María Magdalena y la historia verídica del Cristianismo (2 Corintios 11:1-4). ¿Qué podemos aprender de todo esto? Que aquellos que estuvieron más cerca de Jesús nos han contado la historia de Jesús. Creer en Jesucristo, confiar en la obra que El ha hecho y hará por nosotros, ese es el verdadero código de Jesús.

Pero El Código Da Vinci pronto dejará de ser pan caliente en las librerías, mientras que el libro inmortal y siempre nuevo, el Libro de los libros, la Santa Biblia, seguirá vendiendo más que todos los libros de los enemigos de la cruz juntos hasta “…la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).