Si Dios creó el sol en el cuarto día entonces ¿cómo sabía que habían pasado 4 días si no había día y noche?

        Los teístas evolutivos y creacionistas progresivos insisten en que esto no puede ser correcto y que por ende tales pasajes se deberían interpretar mejor alegóricamente para encajarlo con su creencia de una Tierra Vieja de millones de años. En primer lugar, los antiguos judios de quienes recibimos la misma Biblia (Romanos 3:1,2 y Romanos 9:4), los Fundadores de la Reforma Protestante y la gran mayoría de Padres de la Iglesia siempre interpretaron los primeros capítulos de Génesis literalmente con la excepción de Orígenes y Agustín de Hipona (posiblemente porque estaban influenciados por la filosofía griega). Sin embargo aunque interpretaron partes de Génesis simbólicamente ambos siempre sostuvieron que Adán fue creado del polvo de la tierra, Eva de su costado y que la Tierra tenía miles y no millones o billones de años. Nada de un Big Bang o macrovolución en sus escritos de la Patrística.

Segundo, aunque es cierto que la Biblia enseña que Dios no hizo el sol hasta el día 4 eso no cambia el hecho de que la creación fue un evento sobrenatural y no natural y que nada es imposible para Dios. Tercero, no se necesita el sol para el día y la noche sino luz y una Tierra rotando. La misma Biblia indica que antes de la creación del sol Dios proveyó temporalmente y de forma sobrenatural una luz (Génesis 1:3-5) y la frase “la tarde y la mañana” que aparece en cada uno de los seis días claramente implica que la Tierra rotaba. Por tanto, si tenemos luz desde una dirección y una Tierra dando vueltas, podía haber día y noche. Luego reemplaza esa luz con el sol, la luna y las estrellas para enseñarnos que el sol no es la fuente principal de luz sino Dios mismo.

La pregunta es ¿de dónde salió esa luz que iluminaba la Tierra antes que el sol, la luna y las estrellas fueran formados? Hay dos posibles respuestas, una es que pudo haber sido una luz que el Dios omnisciente creó temporalmente hasta que hiciera el sol en el cuarto día para regir el día y la otra es que simplemente vino del Creador a quien también se le describe como la luz del mundo (Vea Juan 1:4-5 y Apocalipsis 21:23 y 1 Juan 1:5-7). Quizás una razón por la que Dios lo hizo de esa manera fue para ilustrar que el sol no tenía la prioridad en la creación y que tampoco dio origen a la Tierra como muchas personas tendería a creer (Vea Juan 1:4-5 y 1 Juan 1:5-7).

De hecho, la pregunta que hacen muchos ateos, teístas evolutivos y creacionistas progresivos que dice, “Si Dios creó el sol en el cuarto día entonces ¿cómo sabía que habían pasado 4 días si no había día y noche?” como si eso refutara el CTJ es tan vieja como la pregunta “¿Quién creó a Dios?” y ambas preguntas fueron respondidas por el filósofo cristiano, Tomás de Aquino. Aquino explicó en La Suma teológica que ya había luz antes de la creación del sol lo cual probablemente vino de Dios o una luz temporal que había creado y que lo hizo de esa manera para ilustrar que el sol no tenía la prioridad en la creación y también para demostrar que El mismo es la fuente de toda luz y que por ende no deberíamos adorar al sol (como hacían muchos paganos) sino al Creador del sol (Vea Juan 1:4-5; Romanos 1:25; Apocalipsis 21:23 y 1 Juan 1:5-7). Además, la Biblia ni siquiera menciona el sol y la luna por su nombre y la razón podría ser como explica Aquino que Dios ya veía en su omnisciencia que los paganos adorarían el sol en vez del Creador del sol lo cual explica este orden extraño y la omisión de los nombres de esta lumbrera mayor y menor para no darle prioridad en Su creación.

Sin embargo, a pesar de que esto siempre ha sido la interpretación de 2000 años de concilios, credos, confesiones de fe, eruditos, teólogos, filósofos y científicos cristianos, los creacionistas de Tierra Vieja y los evolucionistas cristianos como Hugh Ross cometen la falacia de hombre de paja de decir que los cristianos creacionistas afirmamos que Dios cambió un sol por otro sol. Pero eso no es cierto. Simplemente decimos que había luz antes de la creación del sol y que la tierra estaba girando pues eso es lo que declara Génesis 1:3-5. Nadie sabe con seguridad qué clase de luz era, pero lo que sí sabemos por las Escrituras es que la Tierra rotaba y que ya había luz antes de la creación del sol y que vino de Dios porque así lo enseña la Biblia.

De hecho, es posible tener luz sin el sol. Por ejemplo, el mismo hombre inventó la luz eléctrica o artificial lo que demuestra que a veces no necesitamos el sol y que el sol no siempre es necesario. Por tanto, si el hombre puede hacer esto ¿acaso Dios, el Creador y Omnipotente, no puede hacer también lo mismo con Sus propios milagros? Ross argumenta diciendo que el problema es que científicamente esto es imposible olvidando que Dios no está sujeto a las leyes de la naturaleza y que para Él nada es imposible (Lucas 1:37). No solo eso, también olvida que el mismo acto de la creación fue un acto sobrenatural y no naturalista como postula la teoría secular del Big Bang la cual no tiene nada que ver con Dios. En otras palabras, asumir que solo existe una luz natural o artificial es apelar a un falso dilema ya que ignora la posibilidad de una luz sobrenatural como la que se registra en Apocalipsis 21:23 cuando dice, “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.” Por tanto, es importante recordar que la creación fue un acto sobrenatural y que Dios estaba en control de todo (Vea Hebreos 1:1-3). Además de que el Dios que todo lo sabe, no el sol, la luna o las estrellas, es el Creador y Fuente de la luz. Nuestra experiencia humana señala al sol como la fuente principal de luz y algunos paganos hasta han adorado al sol (creación) en vez del Creador, pero el sol sólo fue un instrumento creado por Dios para regir el día que había creado (Génesis 1:16 y Deuteronomio 4:19).

          Sin embargo, tanto ateos como teístas evolutivos o creacionistas progresivos argumentan diciendo que tal explicación es científicamente imposible porque los planetas se “caerían” si no existiría el sol pues son atraídos por su fuerza de gravedad. Ambos cometen la lectura selectiva o falacia de evidencia incompleta al ignorar que la misma Biblia deja claro que antes de la creación del sol, ya había una “luz” cuyo fuente venía del Eterno y Creador del sol, Dios y que Dios no está sujeto a las leyes de la física que Él mismo creó. Eso es imposible para nosotros pero no para Dios quien controla y “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Hebreos 1:1-3). De hecho, antes de hacer esa pregunta deberíamos preguntarnos primero, ¿y de dónde vino el sol, los planetas y las leyes físicas como la gravedad? Según los estudios en la física del diseño y ajuste fino del universo es lógicamente y científicamente imposible que hayan sido colocados en su lugar por simple azar pues eso sería un milagro más grande que todos los milagros registrados en la misma Biblia.

           Por eso el mismo Sir Isaac Newton, quien no solo fue el descubridor de la gravedad y considerado por muchos el mejor astrónomo de la historia humana sino también un creacionista de tierra joven también dijo que “Este bellísimo sistema compuesto por el Sol, los planetas y los cometas no pudo menos que haber sido creado por consejo y dominio de un ente poderoso e inteligente… El Dios Supremo es un Ser eterno, infinito, absolutamente perfecto.” Por tanto, la misma existencia del universo no tiene sentido sin Dios pues todo indica que hubo inteligencia en el origen de la vida y el universo.

En conclusión, es importante recordar que la creación fue un acto sobrenatural, no natural y que Dios estaba en control de todo. Además de que el Dios que todo lo sabe, no el sol, la luna o las estrellas, es el Creador y Fuente de la luz. Nuestra experiencia humana señala al sol como la fuente principal de luz y algunos paganos hasta han adorado al sol (creación) en vez del Creador, pero el sol sólo fue un instrumento creado por Dios para regir el día que había creado (Génesis 1:16 y Deuteronomio 4:19), saludos.