¿Qué es la Teología del Dominio?

            Muchas veces escuchamos a pastores reformados como Will Graham, Enior Josué o Jeff Durbin hablar en contra del aborto y la ideología de género (razón por la cual muchos evangélicos los siguen) pero muy pocos saben sobre la Teología del Dominio conocido también como La Teología del Reino Ahora (doctrina extremista y herética que enseña que antes que Jesús regrese a la tierra, la Iglesia debe crear por cuenta propia el Reino de Dios como un reino literal y físico en esta tierra) que creen estos calvinistas. De hecho, Juan Calvino y otros protestantes trataron de establecer esta teoría política, pero imponiéndola a la fuerza al tratar de unir su iglesia con el estado. Como resultado, persiguieron a muchos otros cristianos como el español Miguel Servet y los anabaptistas (Bautistas) solo por tener diferencias teológicas.

           Sin embargo, los reformados no son los únicos que sueñan con volver a esta idea dominionista de la época medieval sino también algunos grupos evangélicos como los llamados apóstoles de la prosperidad y apologistas católicos como Mamela Fiallo y Dante Urbina quien dijo una vez que le gustaría que se cambiara en la bandera de Gadsden la serpiente cascabel por la Virgen María. ¿Pero por qué no mejor por una cruz la cual representaría a todo cristiano? Obviamente porque quiere que sea su iglesia católica romana la cual considera como la única iglesia verdadera la que domine (Apocalipsis 17). Bíblicamente creemos que en un futuro cercano y después del rapto habrá una falsa iglesia mundial y ecuménica con el anticristo y el papa de Roma al mando y que por tanto eso es lo que precisamente ocurrirá hasta que Cristo venga a juzgar y reinar durante el milenio. Pero, ¿cuáles son los graves peligros que representa este movimiento para los Bautistas y evangélicos de sana doctrina? Entre ellos podemos mencionar:

  • La creencia de que la Iglesia debe recuperar políticamente de Satanás el dominio de la tierra y establecer una teocracia para el Reino de Dios en la tierra. Algunos hasta promueven la monarquía inglesa y anglicana cuando ni siquiera es conservadora y mucho menos cristiana.
  • La promoción de que el propósito principal del cristiano es la batalla cultural en vez de predicar bíblicamente el evangelio de Cristo a los perdidos.
  • La promoción del ecumenismo, a través del cual todas las religiones del mundo pueden trabajar unidas y con el gobierno para resolver los problemas sociales sin tomar en cuenta la doctrina ni la fidelidad a la Palabra.
  • El compromiso con una filosofía comunitaria con poco o ningún interés en el evangelismo bíblico.
  • La falta de compromiso para estudiar la Biblia en su contexto por medio de la exégesis, sino más bien un compromiso a interpretar la Biblia por medio de opiniones, sentimientos, deseos y experiencias; también conocido como eiségesis.
  • La creencia y aceptación de falsos apóstoles y profetas de la prosperidad.
  • La descarada hostilidad contra los cristianos que se rehúsan a aceptar sus revelaciones esotéricas, su autoridad autoproclamada y su agenda global.

             Por tanto, a estos cristianos parece haber olvidado las palabras dichas por el único Rey eterno e inigualable, Jesucristo: “Mi reino no es de este mundo.” (Juan 18:36) y que “No todo el que me diga ¡Señor, Señor!, entrará en el Reino de los Cielos” (Mateo 7:21-24). Sin embargo, esto no significa que no nos importa los problemas sociales y culturales que suceden en este mundo como asumen falsamente muchos pastores reformados. Al contrario, mientras Calvino y Lutero nunca apoyaron la separación de iglesia y estado, los Bautistas premilenialistas siempre han sido los primeros en tratar de resolverlos como cuando defendieron la libertad de religión y conciencia (La primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos) con sangre y lágrimas hasta por fin establecerlo en la Colonia de Rhode Island a través de Roger Williams. No los calvinistas, luteranos, católicos o anglicanos. Luego Thomas Jefferson y James Madison dirigieron la lucha por la libertad de culto completa, pero se ganaron el odio de aquellos (en su mayoría presbiterianos) que deseaban una iglesia del estado. Pero gracias al gran número de sus aliados que en su mayoría eran Bautistas se pudo lograr en 1833 y hasta Jorge Washington ha sido citado por haber dicho que los Bautistas fueron “por toda América, uniformemente y casi unánimemente, los amigos firmes de la libertad civil y perseverantes promotores de nuestra gloriosa revolución.

         Los Bautistas también estaban entre los primeros grupos que reconocieron al Congreso Continental como el gobierno civil legitimo de la nueva nación y la guerra de independencia. Incluso los Bautistas en Inglaterra como el Dr. Rippon apoyaban a los patriotas estadounidenses. La Bautista, Betsy Rose, fue la que diseñó la primera bandera de Estados Unidos en la que tanto las trece bandas blancas y rojas como las trece estrellas blancas representan las Trece Colonias. De hecho, muchos predicadores Bautistas sirvieron como capellanes en el ejército patriota, el más famosos de los cuales fue John Gano quien se convirtió no solo en un firme amigo del primer presidente de Estados Unidos y también Bautista, Jorge Washington, sino que también lo bautizó por inmersión en frente de 42 testigos. Sam Houston fue el primer presidente de la República de Texas, y primer gobernador de Texas después de que se convirtió en estado fue un Bautista activo.  

       Sobre la controversia de la esclavitud fueron los Bautistas los que también encabezaron la abolición de la esclavitud racial, entre ellos, el gran presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln y los líderes de la Asociación de Amigos de la Humanidad de Illinois. De hecho, en Indiana, los líderes del “Tren Subterráneo”, que era un sistema para ayudar a los esclavos fugitivos a escapar a Canadá, eran Bautistas. Para 1902 la mayoría de las universidades, colegios y seminarios en Estados Unidos eran Bautistas. Ciertamente los Bautistas (junto con los metodistas) invirtieron tanto tiempo y dinero en ministerios para gente negra que cualquier otro grupo que crecieron entre la gente de color en los Estados Unidos hasta la revuelta de Nat Turner. Martin Luther King, Jr. también fue un pastor Bautista, pero su énfasis estaba más enfocado en una reforma social y política que en la fe cristiana. Muchos misioneros Bautistas se han levantado contra el Islam y el comunismo en diferentes partes del mundo.

          El evangelista Bautista, John R. Rice, publicaba y distribuía un periódico que fue de mucha influencia llamada “The Sword of The Lord” (La Espada del Señor) para ganar almas, el reavivamiento y para influenciar cristianamente en la política. De hecho, en su libro escrito en 1975 y titulado, “¿Por qué Soy un Fundamentalista?”, afirma ser un conservador, pero más que un conservador y más que un Bautista, un buen cristiano ciudadano y que todo cristiano necesita dejar su aislamiento político atrás y envolverse en la política votando, postulandose para un cargo, apoyando buenos candidatos en las elecciones, luchando contra el marxismo que hay en las universidades, defender el matrimonio tradicional, oponerse al aborto y la pornografía. Rice también criticó la prensa de ser izquierdista, estaba en contra de la enseñanza de la evolución, dijo que los cristianos fundamentalistas están en la derecha de la política y la religión y que siempre debemos estar a favor del libre mercado, no del socialismo.

         Siempre defendió el derecho igualitario de los llamados grupos minoritarios y tanto Rice como Jerry Falwell de “America Can Be Saved!” y “Moral Majority” ayudaron mucho a la Derecha Religiosa. De hecho, la mayoría de los que apoyan el partido republicano conservador son Bautistas y otros grupos evangélicos. En fin, no se puede decir que tales cristianos premilenialistas son cobardes porque quieren escaparse de los problemas de este mundo en un rapto o que son apáticos a la política pues históricamente hablando parecen estar más activos que los mismos postmilenialistas o amilenialistas. Simplemente tratamos de ser optimistas, luz y la sal de esta tierra hasta que Cristo venga por nosotros y “seamos arrebatados y liberados de las trampas del mundo y restaurados al paraíso y al Reino.” (carta de Cipriano, obispo de Cartago, a los presbíteros).