¿No puedes opinar sobre el aborto si no tienes útero?

“¿Si no tienes útero, no puedes hablar del aborto? Entonces, si no tienes pene, tampoco puedes hablar del patriarcado.” – Emmanuel Danann, cantante, actor y conductor de televisión argentino

             Uno de los sellos característicos de la izquierda autoritaria es su tendencia a censurar a las personas. Buena parte de este cáncer se ha extendido a los temas sobre derechos, así que no es infrecuente encontrar personas diciendo, por ejemplo, que “los hombres no tenemos derecho a opinar sobre el aborto”. Esto es una ridiculez de proporciones galácticas, pues todos podemos tener opiniones sobre cualquier tema y, además, tenemos el derecho a expresar esas opiniones tan fuerte y frecuentemente como queramos. No solo eso atenta contra la libertad de expresión y un claro ejemplo de misandria sino que limitar los temas sobre los que puedemos expresar puntos de vista con base en mis rasgos biológicos es caer en la misma discriminación de los racistas y sexistas de toda la vida. Así que, si a alguien no le gusta que el dueño de un pene hable, en cualquier sentido, sobre el aborto, que se aguante pues ¿quiénes se creen estas mujeres que son para decirnos que no podemos opinar sobre este tema? Ni siquiera la mayoría de las mujeres quienes no son feministas estarían de acuerdo con semejante discriminación contradictorio pues suena a machismo a la inversa. Olvidan que la igualdad es para TODOS (hombres y mujeres).

          De hecho, este tipo de mal argumento también es conocido como identidad política y ya es sabido que apela a la falacia del alegato especial y el ad hominem. Pero ¿por qué un hombre también tiene derecho a opinar sobre el aborto? Porque las cosas malas siguen siendo malas y las cosas buenas siguen siendo buenas independientemente a que seamos hombres o mujeres. La mayoría de los que lucharon por erradicar la esclavitud negra por ejemplo fueron hombres blancos cristianos (como los Bautistas, metodistas, cuáqueros y otros evangélicos) porque creían (u opinaban) que era pecado y moralmente incorrecto. Dijeron que eso estaba mal y que estaban aquí para detenerlo. Soy hombre y tampoco creo que se puede matar gente vagabunda, indigente y sin hogar. ¿Acaso tengo que ser mendigo para opinar sobre eso? Tampoco tengo mascotas ¿significa eso que no puedo protestar contra el maltrato animal?

               En otras palabras, no necesito ser negro para rechazar el racismo ni necesito ser gay para rechazar la homofobia, ni necesito ser musulmán para rechazar la intolerancia antimusulmana, y no necesito ser mujer para apoyar el aborto. En otras palabras, no necesito pertenecer a un grupo discriminado para rechazar la discriminación, principalmente cuando se trata de quitar la vida a otro ser humano como el aborto. Por tanto, se puede opinar y estar en contra del aborto sin haber abortado así como se puede opinar y estar en contra de la esclavitud sin haber tenido esclavos. No tengo que ir a una alcantarilla para saber que apesta.  Mi identidad simplemente no tiene nada que ver con lo que es bueno o malo. Como dice  el abogado conservador y comentador político, Ben Shapiro, “No soy mujer y tu tampoco eres hombre pero aun así podemos tener una conversacion de lo bueno y lo malo porque esto es la naturaleza de la razón humana en donde no apelamos a nuestra identidad. Si nos aferramos a nuestra identidad entonces la moral no podria existir. Por tanto, me resisto a creer que no puedo tener una opinión sobre la moral de algunos temas las cuales son de preocupación e interes de la Sociedad solo en base al color de mi piel o mi sexo. El que piensa lo contrario está siendo sexista, racista y fanático.”

                Algunas feministas podrían objetar a esto diciendo que aun así un hombre no puede decirle a una mujer lo que puede hacer con su cuerpo y porque nunca ha experimentado un embarazado, períodos menstruales o un aborto en su vida.  En otras palabras, insisten en que los hombres no tenemos derecho a opinar sobre el aborto, parecen basar su apología de la censura en la creencia de que los hombres no podríamos entender el problema en vista de que no llevamos fetos en el vientre, no tenemos menstruación, y tampoco sentimos los efectos del embarazo en el día a día. Pero el estatus legal del aborto también afecta a los hombres que, de nuevo, no es que eso confiera o niegue legitimidad para opinar. Además, es cierto que los hombres no paren, no abortan y no tienen la regla, pero ellos pueden ser los padres de ese niño que pariste pues una mujer no se embaraza sola, sentir la pérdida de un aborto igual que la mujer y ser tus compañeros en todos tus procesos como mujer. El que un hombre no tenga vagina y tetas tampoco los libra de ser violados.

              De hecho, hay más casos de los que pensamos, concretamente en la infancia y en la adolescencia, principalmente en las prisiones. Así que sí, pueden opinar. Y resulta que todos entendemos los argumentos a favor y en contra del aborto, independientemente de si hemos tenido períodos menstruales o no. La ausencia de unos rasgos biológicos jamás ha hecho que alguien gane o pierda un debate sobre aborto como si estuvieran hablando en chino básico. De hecho, otra de las muchas ironías de estas locas feministas es que dicen que un hombre no puede opinar sobre el aborto porque no es biológicamente una mujer pero luego se contradicen al permitir que un hombre feminista o un hombre transexual opine sobre el aborto a pesar de que tampoco son biológicamente una mujer.  La realidad es que no importa si eres hombre o mujer, para estas feminazis o hembristas intolerantes siempre van a decir que no tienes derecho a opinar sobre el aborto si piensas diferente a ellas.

             En cuanto a lo de “es mi cuerpo” la feminista que diga esto parece no saber de ciencia pues la vida humana que lleva adentro no es parte de su cuerpo pues tiene un ADN diferente al suyo y que nadie tiene derecho a usar su cuerpo para lastimar a otro. En fin, TODOS somos perjudicados y por lo tanto TODOS tenemos derecho de luchar por una causa que nos implica y afecta. Negar esa voz es defender un modelo sexista diferente y renunciar a la igualdad de derechos como objetivo. Roguemos que este tipo de dictadoras nunca ejercen algún poder político en nuestros países o nuestra libertad de expresión estará en peligro, saludos.