
¿Es la predestinación agustiniana de los calvinistas una soteriología romanista?
Ningún cristiano tiene problema con la palabra “elección” o “predestinación” la cual aparece solo en Efesios y Romanos sino con la forma que lo malinterpretan los calvinistas. Nosotros por ejemplo creemos en la predestinación en el sentido corporal (Efesios 1:5 con Romanos 8:23) y la elección en base a la presencia de Dios lo cual es condicional porque depende de estar “EN Cristo” (Efesios 1:4; 1 Pedro 1:2 y 2 Tesalonicenses 2:13). Sin embargo, la predestinación agustiniana que defienden los calvinistas no viene de las Escrituras ni de los primeros cristianos sino del filósofo católico, Agustín de Hipona. Como dice Dave Hunt, “Hay una sorprendente conexión de Calvino con el catolicísimo….Calvino citó a Agustín de Hipona más de cuatrocientas veces en sus Instituciones". Mientras que Martin Lutero como monje agustiniano también fue influenciado y citaba varias veces a Agustín de Hipona para defender su creencia en la predestinación agustiniana. Esto ha sido admitido por teólogos calvinistas y no calvinistas como David Engelsma, B.B. Warfield, Timothy George, R. Tudor Jones y Edwin H. Palmer (The Foundation of Augustinian-Calvinism, Ken Wilson, D. Phil y Alister E, McGrath, p.38, Historical Theology).
En palabras de la misma Enciclopedia Católica, "La doctrina de Agustín lleva un sello eminentemente católico […] en el divino decreto, de acuerdo con Agustín y de acuerdo con la fe católica sobre este punto, que fue formulada por él […] Dios que determina, ciertamente, crear el mundo y darle tal serie de gracias, con tal concatenación de circunstancias que produzcan libre pero infaliblemente tales y tales resultados (por ejemplo, la desesperación de Judas y el arrepentimiento de Pedro), decide al mismo tiempo el nombre, el lugar, el número de ciudadanos de la futura Jerusalén celestial. El escogimiento es inmutable; la lista cerrada […] yo no puedo causar que Dios destine para mí otra serie de gracias diferente de la que Él ha fijado […] Tales son los dos elementos esenciales de la predestinación agustiniana y católica. Este es el dogma común a todas las escuelas y formulado por todos los teólogos: la predestinación en su totalidad es absolutamente gratuita (ante merita).” (Enciclopedia Católica Online, Enseñanzas de Agustín de Hipona de aciprensa.com).
Después de todo, el mismo Calvino confesó: "Agustín es tan integral conmigo, que si quisiera escribir una confesión de mi fe, podría hacerlo con toda plenitud y satisfacción de sus escritos." (John Calvin, “A Treatise on the Eternal Predestination of God,” in John Calvin, Calvin’s Calvinism, trans. Henry Cole; Grandville, MI: Reformed Free Publishing Association, 1987, 38; cited in Vance, Other Side, 38.). Esto no debe extrañarnos si tenemos en cuenta que la mayoría de los reformadores, incluyendo Lutero y Calvino, habían sido parte de la iglesia católica romana, de los cuales Agustín fue elogiado como uno sus “Santos" más grandes. Por eso también sostuvieron otras creencias católicas como el bautismo infantil, la virginidad perpetua de María y el amilenialismo.
Sin embargo, muchos evangélicos prominentes están todavía bajo el hechizo de Agustín— y aún más sorprendente es, si tenemos en cuenta sus numerosas herejías y cuando el mismo Agustín dijo: "no debo creer el evangelio a menos que yo fuera impulsado por la autoridad de la Iglesia [Católica]." Esa declaración fue citada con gran satisfacción por el Papa Juan Pablo II en su celebración de 1986 del aniversario 1600 de la conversión de San Agustín. En cuanto a la formación de las doctrinas y prácticas del catolicismo romano, la influencia de Agustín fue la mayor en la historia. Vance nos recuerda que Agustín fue "uno de cuatro originales 'doctores de la iglesia' del catolicismo [con] un día de fiesta [dedicado a él] en la iglesia católica, el 28 de agosto, el día de su muerte".
En otras palabras, el calvinista sostiene una soteriología romanista que a su vez estuvo basada en el gnosticismo para desarrollar sus ideas de la doble predestinación y la negación del libre albedrio (conocido ahora como total depravación o total inhabilidad) y que fue condenada como herejía por la misma iglesia de Agustín a través de concilios, sínodos y cánones. Por tanto, la relación de dependencia entre la doctrina calvinista y el catolicismo romano (a través de Agustín) es innegable. Tal doctrina, por cierto, está también emparentada con la herejía gnóstico-maniquea. Por el contrario, las ideas que los calvinistas llaman "herejía arminiana" (y algunos de ellos hasta nos acusan de no ser salvos por creerla), es simplemente lo mismo que creía la iglesia primitiva antes de Agustín."
Por cierto, los 5 puntos del TULIP están en el maniqueísmo cristianizado por el filósofo católico, Agustín de Hipona y en ninguna parte de la patrística hasta el siglo IV. Lutero y Calvino bebieron de la fuente de Agustín, quien a su vez bebió de la fuente de Mani (o Manes), padre del maniqueísmo (The Gnostic Origins of Calvinism, Ken Johnson, Th.D. p.68). Como dice el académico de Oxford, el Dr. Ken Wilson, “Las ideas deterministas de Agustín no surgieron del apóstol Pablo (un fariseo que creía en la libre elección) sino de Mani quien limitaba la salvación solo para los elegidos y enseñaba que la humanidad es totalmente incapaz de responder a Dios y despojados de libertad de elección…La teología reformada moderna defiende sus posturas utilizando los mismos pasajes bíblicos claves que utilizaban los herejes maniqueos y fue Agustín el que las metió en el cristianismo…Agustín llevó por mal camino a Lutero y Calvino." (Dr. Ken Wilson, El Fundamento del Calvinismo Agustiniano, pp. 2, 17, 18, 125 y 133). En fin, no es sorpresa que el nuevo papa agustino, León XIV, haya declarado que “es un hijo de San Agustín” puesto que tanto el filósofo católico, Agustín de Hipona, y su doctrina soteriológica es romanista.