“No veo a ningún Dios aquí arriba” – ¿Yuri Gagarin?

“Dicen que no hay ateos en las trincheras, pero probablemente tampoco los haya en los cohetes espaciales. De hecho, la fe es algo muy común en la NASA y está muy vinculado a su historia.” – Coronel Mike Good, astronauta, ingeniero y oficial retirado de la NASA en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos

         Yuri Gagarin, el primer hombre que fue al espacio, nunca dijo “No veo a ningún Dios aquí arriba” y fue creyente a pesar de que el gobierno de ateísmo de estado de la Unión Sovietica le puso esas palabras en su boca. Gagarin fue un miembro bautizado de la iglesia ortodoxa y aunque en ese tiempo el régimen comunista ruso no se simpatizaba con el Cristianismo aun así Gagarin siguió siendo cristiano. De hecho, en el 2006 se llevó a cabo una entrevista en donde su amigo personal, el Coronel Valentin Petrov, profesor de la Academia de las Fuerzas Armadas Aéreas, declaró que el famoso astronauta “siempre confesaba a Dios donde quiera que iba y sin importar las consecuencias. Siempre recuerdo a Yuri Gagarin diciendo que un astronauta no puede estar suspendido en el espacio y no tener a Dios en su mente y en su corazón”.

          Mientras que en el 1964, en el día de su cumpleaños, el mismo Gagarin visitó el monasterio llamado “Lavra of Saint Serge” en donde se sacó una foto diciéndole al sacerdote que era para aquellos que no creían. Luego la firmó diciendo, “Con mis mejores deseos, Yuri Gagarin”. Basta también con escuchar el acta oficial de las conversaciones de Gagarin con la zona de control de Tierra donde no aparecen dichas palabras. Entonces ¿de dónde salió esa falsa frase de Gagarin, “No veo ningún Dios aquí arriba”? Vino del comunista ateo y presidente de la URSS de la época de Gagarin, Nikita Khrushchev, para promover propaganda antirreligiosa (igualito que los mitómanos atheus de hoy día).          

          Además de deshonestidad, Khruschev también demostró su ignorancia en cuanto a lógica y teología cristiana puesto el que uno no pueda ver algo o alguien (como Dios) no significa o prueba que no exista (falacia non sequitur). Como afirmaba el gran científico deísta, Albert Einstein, “No soy positivista. El positivismo afirma que lo que no puede ser observado no existe. Esta concepción es científicamente indefendible, ya que es imposible hacer afirmaciones válidas sobre lo que la gente ‘puede’ o ‘no puede’ observar. Equivale a decir que ‘sólo existe lo que observamos’, lo cual, evidentemente, es falso”.  Otro gran científico que pensaba lo mismo fue Erwin Schrödinger  (quien realizó importantes contribuciones en los campos de la mecánica cuántica y la termodinámica y ganador de Premio Nobel de Física). Erwin dijo: “No encuentro a Dios en el espacio y el tiempo’, es lo que dice el pensador científico honesto, y por esta razón es reprochado por aquellos en cuyo catecismo, no obstante, está estipulado: ‘Dios es Espíritu’.”  (Schroedinger, citado en Moore 1990, p. 379; también en Schroedinger’s Mind and Matter, Cambridge University Press, 1958, p. 68).

          Pero no solo grandes científicos como Einstein, Newton y Schrodinger aceptan este hecho sino que hasta los sabios filósofos de la antiguedad como Platón quien fue una de las piedras claves de la filosofía antes de Cristo también diferenciaba entre lo espiritual y material. De hecho, el mismo Platón sería el primero en decirle a estos ateos que creer que el materialismo o empirismo es la única forma de realidad sería como vivir en la caverna oscura y perder de la gloriosa realidad que yace afuera. El filósofo de la naturaleza y reverendo, John Mitchell de Thornhill, responsable de haber descubierto que en el cosmos existen los hoyos negros, también afirma que “No vemos a quien dejó las huellas en la arena, sin embargo, sabemos que alguien estuvo allí” (Hebreos 3:4). Lo absurdo e ilógico sería decir que como no veo el pintor, constructor, relojero o el Dios Creador entonces no creeré que ninguna de estas cosas tenga un diseñador inteligente. Lamentablemente, ese el problema con los ateos. Como dijo C.S. Lewis, “Ver no siempre es creer”. En otras palabras, no es que el fanático ateo militante no vea evidencias para Dios, el problema es que no quiere aceptar las evidencias que demuestran su existencia pues como dice un dicho, “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Por tanto y como siempre han sostenido grandes filósofos y científicos, ambos libros (ciencia y religión) no se contradicen, sino que se complementan.

          Además, ¿acaso el ateo ha estado en todo lugar del universo (omnipresente) o tiene un conocimiento total (omnisciente) para saber que no hay ningún Dios en todo el universo o fuera de ella? Obviamente el ateo dirá que no, pero supongamos que sabe la mitad de todo conocimiento o estado en la mitad de todo lugar ¿acaso no es posible que en la otra mitad que desconoce exista Dios? Si el ateo admite esta lógica entonces ya ha dejado de ser ateo y que ahora ha pasado a ser agnóstico. Como dijo un apologista, “Para sostener la creencia de que no existe Dios, el ateísmo tendría que demostrar tener un conocimiento infinito para decir: Tengo el conocimiento infinito para decir que no existe un Ser con conocimiento infinito.”

          Sin olvidar que Dios no es un hombre mágico que vive en las nubes o en las estrellas sino un Ser invisible (espiritual) que como Creador habita fuera de Su creación así como un pintor habita fuera de su pintura y que invisibilidad tampoco significa inexistencia. Asumir tal cosa es cometer una falacia non sequitur (no se sigue). Como dice C. S. Lewis, en su gran obra, Mero Cristianismo, “Si hay un poder controlador fuera del universo, no podría mostrarse así mismo a nosotros como uno de los hechos que hay dentro del universo así como un arquitecto de una casa no podría ser una pared, una escalera o la chimenea en la casa.”. En otras palabras, la arquitectura de la casa es prueba de que tuvo un arquitecto pero no puedes ver el arquitecto en la casa porque no es parte de la casa. Lo mismo con Dios y su creación (Vea Romanos 1:20, Hebreos 3:4 y 11:10).

         Pero alguien dirá, ¿pero no es Dios un tema religioso o filosófico y por ende fuera del campo científico? Esto es parcialmente cierto. No se puede probar la naturaleza de Dios en un laboratorio puesto que la ciencia trata con el mundo natural (física) y Dios es espíritu (inmaterial). Por tanto, tratar de estudiar la naturaleza de Dios a través de la ciencia es como tratar de buscar plástico con un detector de metales pues la ciencia y la religión son dos campos diferentes. Así como la ciencia no es el método correcto para estudiar el arte y la ética tampoco es el método correcto para estudiar la naturaleza de Dios puesto que eso le corresponde al campo de la filosofía y teología bíblica. Sin embargo, aunque ambas tienen sus límites y diferencias eso no significa que sean incompatibles pues argumentos como el Kalam, el argumento teleológico, el ajuste fino, el diseño inteligente y la información biológica del ADN las cuales están basadas en hechos científicos demuestran que podemos saber que existe un Dios personal, inmaterial, eterno, inteligente y poderoso tal como describe la Biblia.

            Se puede ilustrar esta verdad diciendo que tampoco podemos ver en persona o hacer un examen general del cuerpo de la persona que hizo la Mona Lisa pues Leonardo Da Vinci ya no está fisicamente presente entre nosotros. Sin embargo, su obra maestra demuestra que su famoso y gran pintor existió. Lo mismo se puede decir de Dios y el universo. En otras palabras, así como una pintura, reloj o edificio son pruebas de un pintor, relojero y constructor (aunque hayamos visto o no fisicamente a sus diseñadores), la creación misma también es prueba de que hay un Creador (aunque hayamos visto o no fisicamente a Su Diseñador). Por tanto, de la misma manera que no hace falta ver al que hizo mi reloj para saber que tuvo que haber tenido un relojero tampoco se necesita ver el Creador del mundo para saber que existe pues toda la creación (la vida misma y el entero universo) son evidencias visibles de un Creador invisible (Salmo 19:1-4 y Romanos 1:20). Como dice el filósofo, miembro de la Academia Británica, y profesor Regius emérito de teología de la Universidad de Oxford, Keith Ward, “Creer en Dios es una opción racional que completa la meta científica para entender el universo y no compite con ella.” (Keith Ward, Pascal’s Five).

             Algunos ateos objetan a esto diciendo que es una falsa analogía porque las máquinas artificiales son hechos por el hombre y la naturaleza por el azar evolutivo. Sin embargo, nuestro argumento teísta no es una comparación inválida puesto que ambos tienen orden, complejidad y marcas de diseño. De hecho, la naturaleza tiene más orden, complejidad y marcas de diseño que cualquier artefacto humano lo cual da más razón para creer que existe una mente inteligente detrás de nuestro gran universo ya que lo opuesto sería aceptar que todo vino por un azar evolutivo y de la nada lo cual es absurdo, irracional y operacionalmente imposible. Por tanto, el universo tiene orden porque Dios no es un Dios de confusión sino de orden (1 Corintios 14:33,40). Como afirma el profesor cristiano de Ingeniería de diseño en la Universidad de Bristol, Inglaterra, y experto mundial en ingeniería mecánica y biomimética que ha diseñado e inventado importantes partes para el uso de satélites y naves espaciales, Stuart Burgess, “Como diseñador, nada dentro de las capacidades del hombre puede compararse con lo que Dios ha diseñado.” (Stuart Burgess ha diseñado partes de satélites para la NASA y más recientemente, diseñó las transmisiones de las bicicletas británicas para las olimpiadas, las cuales ganaron seis medallas de oro y rompieron el récord mundial dos veces).

         Después de todo, aunque algunos ateos militantes usan la frase, “Mientras los creyentes rezaban, los ateos caminaban sobre la luna” la realidad es que el primer hombre en pisar la luna fue un astronauta cristiano llamado Neil Armstrong que dijo, “Para mí significa más haber pisado estas escaleras (por las que pisó Jesús en el Monte del Templo de Jerusalén durante su presencia terrenal) que haber pisado la luna.” Otro famoso astronauta cristiano afirmó también lo mismo diciendo que “El hecho más grandioso de la humanidad no es que el hombre haya pisado la luna, sino que el Hijo de Dios haya pisado la tierra.” (James B. Irwin, Apollo 15). Sin olvidar que el gran científico creacionista, Wernher von Braun, fue el pionero ingeniero de cohetes y el padre de la exploración espacial. Como dice el Coronel Mike Good, “Dicen que no hay ateos en las trincheras, pero probablemente tampoco los haya en los cohetes espaciales. De hecho, la fe es algo muy común en la NASA y está muy vinculado a su historia.” (Coronel Mike Good, astronauta, ingeniero y oficial retirado de la NASA en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos).

          En conclusión, la Unión Soviética también mintió sobre otras cosas con respecto a ese vuelo espacial del 1961 y es una pena saber que “History Channel” también se ha dispuesto hacer este tipo de propaganda lo cual solo demuestra su antireligiosidad, desinformación y mala historiografía. Sin embargo, los primeros hombres en llegar al espacio (Yuri Gagarin) y en llegar a la Luna (Neil Armstrong) no fueron ateos sino cristianos. De hecho, Armstrong y el resto de su tripulación de Apollo 8 realizaron la Santa Cena y leyeron el Génesis mientras orbitaban alrededor de la Luna convirtiendo la Biblia en el primer libro llevado al espacio y leído desde allá. En cuanto a frases se refiere, la verdadera frase famosa de Gagarin la pronunció desde una altura de alrededor de 300 kilómetros diciendo, “La tierra es azul. Que bonita. Es increíble.” las cuales también nos recuerda las del famoso astronauta cristiano de la NASA, Jeff Williams, “La atracción más grande en el exterior no es el profundo espacio sino la tierra.” (Col. Jeff Williams).

Yuri Gagarin, first human in space, was a devout Christian, says his close friend

https://gravedad-cero.org/2011/03/28/las-frases-que-no-pronuncio-yuri-gagarin/

https://www.acontecercristiano.net/2015/01/astronauta-revela-que-realizo-santa.html